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Génesis 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió;
San Marcos 9:47, Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno.
Todo entra por la vista dijo alguien, y la vista puede ser muy engañosa. Jesús dijo que si un ojo nos estaba dando problemas espirituales, mejor era
sacarlo, que mejor era entrar en el reino de Dios con un ojo que entrar con dos ojos al infierno.
Efesios 6:6, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
Eso es consagración, es hablar lo que Dios nos dice que hablemos y dejar de hablar por nuestra propia cuenta.
Tito 1:10 Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; 1:11 que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.
Pareciera que Tito escribió esto para los maestros del evangelio de la prosperidad que solamente hablan de cosas materiales, hablan cosas que Dios no les dijo que hablaran, santulones e hipócritas, lobos vestidos de ovejas en los cuales usted no ve ningún porcentaje de consagración.
Cuando mencionamos
la palabra consagración, muchos la relacionan con apartarse del mundo como
hacen los monjes, o con déjalo todo para ir a predicar. Pero nada de eso consagración,
la consagración es un proceso de muerte en
vida.
Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional
El apóstol
Pablo explica que la consagración consiste en poner nuestros cuerpos en sacrificio vivo sobre el
altar para que Dios haga uso de ellos. Para entenderlo mejor, vayamos al libro
de Levítico en donde se habla de lo que era la consagración en el viejo
testamento y eso nos hará entender lo que es la consagración hoy.
Levítico 8:14 Luego hizo traer el becerro de la
expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro
de la expiación, 8:15 y lo degolló; y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo
sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar; y echó la demás
sangre al pie del altar, y lo santificó para reconciliar sobre él.
En el
viejo testamento, para la consagración se necesitaba un becerro, dos carneros y un pan sin levadura. La consagración se iniciaba sacrificando al primer becerro como una ofrenda por el pecado del sacerdote y
del pueblo.
Hebreos 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar
Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
En el
nuevo testamento, el Señor Jesús se
ofrendó así mismo, tomando el lugar de aquel primer becerro. Es así como su
preciosa sangre nos limpia de todo pecado
(1 Juan 1:7) y nos otorga eterna
redención.
Levítico 8:18 Después hizo que trajeran el carnero del
holocausto, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero;
8:19 y lo degolló; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor, 8:20 y
cortó el carnero en trozos; y Moisés hizo arder la cabeza, y los trozos, y la
grosura. 8:21 Lavó luego con agua los intestinos y las piernas, y quemó Moisés
todo el carnero sobre el altar; holocausto de olor grato, ofrenda encendida
para Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
Lo que
seguidamente se hacía en el viejo testamento era sacrificar uno de los carneros como holocausto de aceptación. El becerro
era para el perdón y el carnero para poder
ingresar al lugar santísimo, la
ofrenda del carnero hacía que Dios permitiera la entrada y aceptara el primer
sacrificio.
Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad
para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 10:20 por el
camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.
En el
nuevo testamento, Jesús también tomó el lugar de ese carnero y nos abrió el
camino para entrar al lugar santísimo por su sangre y su carne. El becerro nos
lleva al perdón, mientras que el primer carnero, nos abre las puertas al lugar santísimo.
Levítico 8:22 Después hizo que trajeran el otro
carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus
manos sobre la cabeza del carnero. 8:23 Y lo degolló; y tomó Moisés de la
sangre, y la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el dedo
pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho.
En el
viejo testamento, después de que el primer carnero era inmolado, se sacrificaba
el otro carnero. Luego, se untaba la
sangre sobre el lóbulo de la oreja derecha, sobre el pulgar de la mano derecha
y sobre el dedo pulgar del pie derecho de Aarón y sus hijos, lo cual significa
que la sangre sacrificada era aplicada en
sus vidas para servirle al Señor: “Van
a escuchar a Dios, van a trabajar con sus manos para él y caminarán donde Dios les diga que caminen”.
Eso era lo que significaba el untar la
sangre.
1 Pedro 1:2 elegidos según la presciencia de Dios
Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre
de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.
En el
Nuevo Testamento el señor Jesús también vino a ocupar el lugar de ese segundo
carnero para rociarnos con su sangre. Esto se hace realidad cuando somos bautizados en Cristo, porque cuando somos bautizados en Cristo,
de Cristo somos revestidos (Gálatas
3:27), es decir, somos cubiertos con la
sangre del segundo carnero, que también simboliza al Señor Jesús.
Somos untados con esa sangre en los lóbulos
de nuestras orejas, en el pulgar de nuestra mano derecha y en el pulgar de nuestro pie derecho, para que seamos los oídos, los pies y las manos del
maestro.
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Las palabras
de Pablo resumen lo que es la consagración:
“Ya
no vivo yo más vive Cristo en mí”, quiere decir “he renunciado a mi vida para que Cristo la viva por mí, mis oídos son ahora de Cristo, mis manos
pasaron a ser sus manos y lo mismo sucedió con mis pies, lo que vivo por mí, lo vive en la fe del
hijo de Dios”, es decir vivo por fe
y no por vista.
Levítico 8:25 Después tomó la grosura, la cola, toda
la grosura que estaba sobre los intestinos, la grosura del hígado, los dos
riñones y la grosura de ellos, y la espaldilla derecha. 8:26 Y del canastillo
de los panes sin levadura, que estaba delante de Jehová, tomó una torta sin levadura,
y una torta de pan de aceite, y una hojaldre, y lo puso con la grosura y con la
espaldilla derecha.8:27 Y lo puso todo en las manos de Aarón, y en las manos de
sus hijos, e hizo mecerlo como ofrenda mecida delante de Jehová. 8:28 Después
tomó aquellas cosas Moisés de las manos de ellos, y las hizo arder en el altar
sobre el holocausto; eran las consagraciones en olor grato, ofrenda encendida a
Jehová. 8:29 Y tomó Moisés el pecho, y lo meció, ofrenda mecida delante de
Jehová; del carnero de las consagraciones aquella fue la parte de Moisés, como
Jehová lo había mandado a Moisés. 8:30 Luego tomó Moisés del aceite de la
unción, y de la sangre que estaba sobre el altar, y roció sobre Aarón, y sobre
sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de sus hijos con él; y
santificó a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y las vestiduras de sus hijos
con él.
Por último,
en el Viejo testamento, después de que se rociaba la sangre, se presentaba la ofrenda mecida. Debemos recordar que el
segundo carnero había sido sacrificado y su sangre había sido untada en los sacerdotes,
eso los hacía aptos para servir, sin
embargo, la verdadera consagración viene después de todo eso.
Después de
que el segundo carnero era sacrificado y su sangre era rociada, se sacaban la
grosura y la espaldilla derecha, y del canastillo de los panes sin levadura se
tomaba una torta sin levadura, una torta de pan de aceite y una hojaldre.
El pan sin levadura simbolizaba al Mesías, al
Jesús, perfecto, sin pecado y sin mancha que habría de venir y el aceite simboliza la unción del Espíritu
Santo que él enviaría sobre nosotros.
Todo esto
fue puesto en las manos de Aarón, quien lo tomó y lo meció delante de Dios, y
después lo quemó junto con el holocausto.
Así se completaba la consagración, cuando
todo era puesto en las manos de Aarón. Sus manos estaban vacías, pero se
llenaron al tomar todas estas cosas. Lo que
quiere decir es que Aarón se llenó del
Señor; en esto consiste la consagración.
Cuando
Aarón no tenía nada en sus manos, no había consagración, pero una vez que sus
manos se llenaron, éstas sólo podían retener al Señor, lo cual constituye la
consagración.
En el
nuevo testamento tomamos el pan cuando
nos bautizamos, en ese momento el Señor Jesús viene a morar a nuestro Espíritu
en la persona del el Espíritu Santo (Hechos 2:38) y nuestro espíritu se llena de Jesús, convirtiéndolo
en su morada.
1 Corintios 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención;
Este versículo
resume lo que hace la consagración, somos
llenos del Señor Jesús, al estar en él somos sabios, justos, santos y
redimidos, somos todo lo que Jesús es y quedamos totalmente aptos para servirle porque la consagración se ha completado en
nosotros.
Pero, para
activar esa consagración, para poder servir a Dios, tenemos
que poner todo nuestro ser ante el altar,
ese es el objetivo de la consagración. Desde el momento que lo hagamos, nuestro oído escuchará al Señor, nuestras
manos trabajarán para El y nuestros pies correrán por El.
Hemos sido
tocados por el amor de Dios y hemos reconocido su derecho sobre nosotros.
Debido a esto, ponemos nuestros miembros
sobre el altar, para implorarle el privilegio de servirle.
Consagrarse es servir
y en el idioma original, la palabra servicio significa “esperar”, lo que nos indica que el objetivo de la consagración es que esperemos en Dios y que no hagamos nada por nuestra cuenta.
Consagrarse
no es predicar, no significa que usted debe pararse en un
púlpito o que usted vaya a evangelizar a
un lugar remoto. Usted no debe hacer
nada de lo que Dios no le diga que haga.
La consagración significa que usted está apto para servirle al Señor,
lo que implica que usted deberá levantarse cuando Dios así lo disponga, que
usted deberá hacerse a un lado o deberá correr cuando Dios lo demande, que usted debe estar atento a que Dios lo use como
vaso en el momento que él lo requiera, no cuando usted lo considere.
Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional.
En el Viejo Testamento, las personas sacrificaban animales para Dios, con el fin
de consagrarse. En el nuevo Testamento,
Dios no quiere ningún animal sacrificado, ya Jesús tomó el lugar de los
animales y se sacrificó una vez y para siempre.
Lo que
Dios quiere son nuestros propios cuerpos,
no los quiere muertos, sino vivos, es
un sacrificio vivo, agradable a
Dios. Como lo dijimos, consiste en entregarle
nuestros cuerpos a Cristo para que tome el control de ellos.
No
solamente debemos entregarle nuestros cuerpos, sino que debemos renovar nuestro entendimiento, para
conocer la voluntad de Dios, agradable y perfecta. Yo no puedo entregar mi
cuerpo si mi mente no está configurada para ello.
El cuerpo
quiere servirle a Cristo, pero mi mente, debe conocer la voluntad de Dios, para
ese servicio. No se trata de que yo me vaya a servir a la libre. Se trata de ir
a adonde Dios me envía. No sea que mañana, Jesús me diga: “alejaos de mi hacedor de maldad, que no hiciste la voluntad de mi padre”
(Mateo 7:21 -23).
Muchas
veces, nos ofrecen un trabajo mejor en otra empresa, en otra ciudad o en otro
país, y nos vamos creyendo, que Dios quiere que nos vayamos para ese nuevo
trabajo y a ese nuevo lugar. Pensamos, que quizás allí, Dios nos va a utilizar.
Pero eso es nuestro pensar, no es el pensar de Dios. Entonces seguimos nuestros
pasos, no los pasos de Cristo y hacemos nuestra voluntad, no la voluntad de
Dios. Antes de decidir, debemos escuchar a Dios. Debemos conocer su voluntad con antelación y
no tomar decisiones a la ligera.
2 de Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos
constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos.
Lo que nos
constriñe para servirle al Señor es su amor, no es otra cosa. La palabra constreñir significa “presionar por todos los lados”. El amor
de Dios nos presiona por todos lados, nos atrapa en su amor, razón por la cual,
no podemos dejar de servirle.
Romanos 5:5, Dice que
Dios derrama su amor sobre nosotros. Dios nos cubre con su amor de la cabeza a los
pies. Al estar llenos del amor de Dios, lo amamos y nos ligamos a él.
El amor de Dios, es la base de la
consagración. Un hombre se consagra al Señor porque experimenta su amor.
Sin esta experiencia nadie puede consagrarse. Cuando tocamos el amor del Señor,
espontáneamente sentimos el deseo de consagrarnos.
Si yo
prefiero un trabajo, un deporte, cualquier otra actividad, como una prioridad,
en lugar de obedecer al Señor, es porque no he sido tocado por su amor.
1 Corintios 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y
que no sois vuestros? 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
La
consagración, no se basa únicamente en el amor que nos constriñe, sino porque
además le pertenecemos al
Señor. Nuestro Señor Jesús nos compró
con su sangre preciosa. Ya no nos
pertenecemos; le pertenecemos al Señor.
Le servimos porque Jesús nos ama y nosotros lo amamos. Pero también,
porque somos de él.
La
consagración es un sacrificio vivo, en donde renunciamos a mejores trabajos, a mejores lugares, a mejores
salarios hasta que seamos conscientes de cuál es la voluntad de Dios.
Ahora, el
hecho de que hayamos quedados listos para servir desde el mismo momento en que
nos bautizamos, no significa que estamos viviendo en consagración, solo
significa que estamos listos para servir, pero no todos sirven.
Al iniciar
el estudio dijimos que la palabra consagración
estaba relacionada con la muerte. Y eso es así porque Cristo debió morir y
usted también debió ser sepultado con él
en el bautismo (Romanos 6:3-5)
para poder ser consagrado.
Además, hay algo que impide que le sirvamos al Señor. Ese algo se encuentra en nuestro
cuerpo. En el residen los sentidos: el oído, la vista, el olfato, el gusto y el
tacto. Éstos nos fueron dados para que nuestro espíritu tenga contacto con
el mundo exterior. Y el diablo sabe
que él puede extraviarnos a través de los sentidos para que no le sirvamos a
Dios, sino que le sirvamos a él.
2 Corintios 11:3 Pero temo que como la serpiente con
su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de
la sincera fidelidad a Cristo.
Cuando nos
consagramos, debemos aprender a escuchar la voz de Dios y diferenciarla de
otras voces. Adán pecó contra Dios por no oír a Dios y escuchó con sus oídos a su mujer Eva, y obedeció a
la voz de ella, quien le indujo a comer el fruto prohibido y a pecar contra
Dios.
Los cinco sentidos son como los cinco reyes que se unieron para
combatir contra el pueblo de Israel, según se relata en el Capítulo 10 de Josué. El diablo tratará de combatirte a través de ellos y en contra del propósito de Dios.
Los cinco sentidos son como los cinco reyes que se unieron para
combatir contra el pueblo de Israel, según se relata en el Capítulo 10 de Josué. El diablo tratará de combatirte a través de ellos y en contra del propósito de Dios.
Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de lo que no se ve.
Note usted
que la fe es la convicción de lo que no se ve. Esto quiere decir que la vista
es un impedimento para la fe.
Romanos 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la palabra de Dios.
El oído también puede ser un impedimento
para la fe y por lo tanto un impedimento para servirle a Dios. Muchas personas
ocupan sus oídos para escuchar cualquier cosa menos a Dios, allí es donde el
oído se convierte en un impedimento para la fe.
Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
En estos
días en que la apostasía está en pleno desarrollo, hasta las congregaciones
cristianas se han vuelto peligrosas porque en ellas se escuchan doctrinas de
hombres que desvían al creyente.
Génesis 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió;
Eva fue
engañada a través de los sentidos. Lo que percibimos a través de los cinco sentidos
pueden ser un gran impedimento para la fe y el servicio.
San Marcos 9:47, Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno.
Todo entra por la vista dijo alguien, y la vista puede ser muy engañosa. Jesús dijo que si un ojo nos estaba dando problemas espirituales, mejor era
sacarlo, que mejor era entrar en el reino de Dios con un ojo que entrar con dos ojos al infierno.
Efesios 6:6, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios;
Gálatas 1:10 Pues, ¿busco ahora el favor de los
hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía
agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Estos
versículos definen en pocas palabras lo que es la consagración, es poner los
ojos al servicio de Dios y no del hombre, es buscar el favor de Dios y no el favor de los hombres.
Juan 12:49 Porque yo no he hablado por mi propia
cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y
de lo que he de hablar.
Eso es consagración, es hablar lo que Dios nos dice que hablemos y dejar de hablar por nuestra propia cuenta.
Tito 1:10 Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; 1:11 que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.
Pareciera que Tito escribió esto para los maestros del evangelio de la prosperidad que solamente hablan de cosas materiales, hablan cosas que Dios no les dijo que hablaran, santulones e hipócritas, lobos vestidos de ovejas en los cuales usted no ve ningún porcentaje de consagración.
Concluimos
entonces que consagración es darle muerte a los sentidos, en el sentido de
que no debemos dejarnos guiar por ellos, por ello se nos pide poner nuestro
cuerpo en el altar para un sacrificio vivo, lo que implica una renuncia de nuestra voluntad para hacer la voluntad de Dios.
En palabras
comunes y corrientes podemos decir que consagrarse
es decirle al Señor: “De aquí en adelante
te oiré a ti y no al mundo, de aquí en adelante usaré mis manos para servirte a
ti y no para servirle al mundo, y solamente
caminaré a donde tú me digas que camine”.
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