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Me preguntan: ¿Es pecado
tatuarse? ¿Se molesta Dios si lo hacemos? Ya hemos hablado en el pasado sobre
el tema, pero vamos a aclarar algunas cosas. En las redes sociales circula una
nota donde algunos “maestros” de la Biblia inculpan al que se tatúa y casi que
le niegan el derecho a la salvación. “Un cristiano no se tatúa”, “¿Qué acuerdo
hay entre el templo de Dios y los ídolos?”, “mira con diligencia como andéis”,
no te dejes engañar por las corrientes mundanas”, “¿Ignoráis que tu cuerpo es
templo del Espíritu?”, “conviértanse ellos a ti y no tú a ellos”, “eso es un
culto al cuerpo”, “eso es para narcotraficantes y delincuentes, no para un
cristiano”, “eso es demoniaco”, son algunos de los comentarios que le han
agregado a esas notas.
Todos sabemos lo que es
un tatuaje, es marcar la piel con un texto o con un dibujo o figura ¿Qué hay de
malo en eso? Bueno, desde el punto de vista físico se corren riesgos de
infecciones, alergias y hasta adquirir la enfermedad del sida por la contaminación
de las agujas, pero cada quien es cada quien ¿Y desde el punto de vista
espiritual? ¿Es pecado u ofende a Dios de alguna manera?
En toda la Biblia
solamente existe un versículo que se refiere al tema, es el versículo que usan
en las redes sociales para inculpar a los creyentes ¿Qué dice ese versículo?
Levítico
19:28 Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en
vosotros señal alguna. Yo Jehová.
El pasaje prohíbe “hacerse rasguños” por un muerto o
imprimirse “alguna señal” en el
cuerpo.
Lo que sucede, es que en
épocas pasadas las creencias paganas hacia los muertos eran una costumbre muy arraigada. Las personas les hacían
peticiones a los muertos, trataban de comunicarse con ellos, y les daban honra
como si fuesen dioses y Dios
prohibió esa práctica:
Deuteronomio
18:10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego,
ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 18:11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni
quien consulte a los muertos.
Como vemos, Dios prohibió
que consultemos con los muertos, aún más,
prohibió que le hagamos peticiones que les demos honra, eso es abominación
para Jehová (Deuteronomio 18:12)
Para identificarse con esos muertos, los de
aquellos tiempos se hacían “rasguños” en el cuerpo, es decir, se
tatuaban los nombres de los muertos o imágenes que los relacionara con ellos.
De igual manera, “las
señales” en el cuerpo, eran para identificarse con algún dios o con
alguna religión pagana.
Por estas cosas, Dios
agregó la prohibición de tatuarse (Levítico
19:28) con ese propósito.
En realidad, los tatuajes
eran una señal de devoción sobre el
muerto y de pertenencia a la
religión pagana. El que se hacía un tatuaje, estaba haciendo pública su devoción hacia el muerto y hacia aquella
religión pagana.
Dios no quiere que
tengas otros dioses (Éxodo 20:3), en
otras palabras no quieres que le hagas
peticiones ni confíes en un muerto al que ves como un dios.
Tampoco quiere que te
hagas imágenes de nada de lo que esté
arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra
para que te inclines ante ellas y les des honra (Éxodo 20-4-5), mucho menos que te
imprimas esa imágenes en la piel (Levítico
19:28) porque Dios es celoso y no
soporta la traición; Dios quiere toda la gloria y toda la honra para él y para
su hijo Jesucristo.
Esa costumbre de
comunicarse con los muertos sigue más vigente que nunca, muchas personas tratan
de comunicarse con “María”, la madre
terrenal de Jesús o con los muertos
que el Vaticano ha declarado como “santos”,
les hacen peticiones, se inclinan ante sus imágenes y les dan honra y aunque no
se tatúen sus imágenes, porque se oponen a esa práctica, están provocando la
ira divina. “Ciegos, guías de ciegos, sácate
la viga de tu ojo antes de que veas la pestaña que está en tu prójimo”, diría
nuestro Señor Jesucristo.
El punto es este: si te tatúas
cualquier imagen o dibujo que no tenga nada que ver con darle devoción a un muerto o que te identifique con una religión o dios pagano, no veo que eso vaya a
provocar la ira de Dios, porque no veo que estés traicionándolo.
No estoy ni a favor ni
en contra de los tatuajes, de hecho nunca me he hecho ninguno, cada quien que
haga con su cuerpo lo que quiera, lo que estoy diciendo es que la imagen o el tatuaje no son el problema.
El problema es el propósito por el
cual te haces el tatuaje.
Dios nunca prohibió que
hiciéramos imágenes, de hecho, él le dijo a Moisés que hiciera algunas imágenes.
Lo que Dios prohíbe es que tengamos imágenes con el propósito de darles honra y verlas como dioses y esa es la misma prohibición con respecto a los
tatuajes.
Lógicamente, si te haces
un tatuaje emulando al diablo o a prácticas ocultas, estarías cometiendo el
mismo error de aquellas culturas paganas y cometiendo un grave pecado contra
Dios.
Pero tatuarse por verse
diferente o por otro motivo, no veo yo que tenga nada de malo, o que ofenda a
Dios. Si fuera así, los varones no deberíamos cortarnos la barba ni mucho menos
dejarnos una punta, como hacen algunos (Levítico
19:27).
Si cortarse la barba no
es pecado ¿cómo podemos concluir que
tatuarse sí lo es? Lo que es bueno para el ganso lo es para la gansa ¿No es cierto?
Los cristianos no estamos bajo la Ley de Moisés, pero
eso no significa que está bien mentir, engañar o robar. Lo que significa es que
no tenemos que guardar la Ley para
obtener o sostener nuestra salvación.
Gálatas
5:3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a
guardar toda la ley.
Santiago
2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se
hace culpable de todos.
Si vas a guardar la ley,
debes hacerlo de manera total, sino, te condenas y te cae todo el peso de la
misma.
Romanos
7:1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la
ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
Romanos
7:4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el
cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a
fin de que llevemos fruto para Dios.
¿Cómo entender estos
versículos? Suponga que usted mata a una persona, entonces la policía viene a
buscarlo para aplicarle todo el peso de la ley porque la ley tiene poder sobre
usted (se enseñorea).
Suponga entonces, que
usted se suicida antes que llegue la policía. La ley no tiene poder sobre usted
porque usted está muerto para la ley.
Tanto es así que un juez nunca ha juzgado un muerto.
Pues bien, quiero que te
quede muy claro que los que hemos sido bautizados,
estamos hemos muerto para la Ley (Romanos
6:7) y la ley no tiene poder sobre nosotros, la ley de Moisés no nos afecta
en nada. Si no te has bautizado, no has sido sepultado con Cristo, entonces sí
te cae todo el peso de la ley.
Debido a que estoy
muerto para la ley, porque he sido sepultado con Cristo en el bautismo, todas las cosas me son lícitas, mas no
todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar
de ninguna (1 Corintios 6:12).
Pongamos un ejemplo: me es lícito tomar cerveza, no me es
pecado hacerlo ni me está prohibido, pero no
me conviene tomarme muchas cervezas porque me emborracho y eso sería
dejarme dominar por la bebida.
Si yo voy a un bar con
el propósito de emborracharme, eso estaría mal, porque me estaría dejando
dominar, pero si el propósito es compartir con amigos y comer algo sin
emborracharme, eso no está mal. De hecho, eso
hacia nuestro Señor Jesús, y
entonces los legalistas lo señalaban
como comilón bebedor de vino y amigo de
publicanos y pecadores (Mateo 11:19).
Y Jesús no pecó, porque eso no es pecado.
Hoy, los legalistas te
señalan porque te tomas una cerveza, porque te pones un arete, porque oyes música
secular, porque compartes con “pecadores”, porque te tatúas, la verdad es que
te señalan por todo y con ello demuestran su ignorancia en cuanto a la palabra
de Dios. El Señor no te señala, ni
te juzga, más bien intercede por ti ante el Padre (Romanos 8:34).
Si un “maestro de la Biblia” sostiene que un cristiano
debe guardar la Ley del Antiguo Testamento con relación a los tatuajes, entonces, debería también
guardar la Ley con relación a no puntearse la barba (Deuteronomio 19:27) y a toda la ley en su totalidad.
Además, ¿qué harían “estos
maestros” con las Escrituras que dicen que hemos
muerto a la ley, y que todas las
cosas me son lícitas?
La Palabra de Dios
también claramente declara: “Y todo lo
que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;”
(Colosenses 3:23).
Lo que eso quiere decir
es que vivas para Dios y no para los hombres, que te importe lo que Dios
piensa, no lo que piensan los hombres.
1
Corintios 6:18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre
cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo
peca. 6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 6:20 Porque
habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y
en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Los que se oponen a los
tatuajes, se apoyan también en el anterior pasaje bíblico. Lo que dicen es que nuestros cuerpos no son nuestros, que son
de Dios y que debemos glorificarlos.
Eso es cierto, en cuanto pequemos contra el cuerpo,
como en el caso de la fornicación.
Todos los demás pecados excepto la fornicación son fuera del cuerpo. Inclusive
el tatuarse, es en el exterior del cuerpo, no dentro del cuerpo, y la biblia no
dice que sea pecado, al menos que sea con el propósito de darle honra a los
muertos o dioses ajenos.
¿Puede un creyente hacerse un tatuaje? Cada quien puede hacer con su
cuerpo lo que le parezca. Un creyente puede hacerse los tatuajes que le de la
gana, sin embargo, antes de hacérselos, debería considerar el motivo por el cual lo haría, que no sea
algo que lo identifique con otros dioses o demonios, ni con prácticas ocultas.
Los cristianos
legalistas se oponen radicalmente a que los creyentes se tatúen. Sin embargo,
sus opiniones o emociones, nunca deben reemplazar las enseñanzas escriturales,
con relación a nuestra libertad en Cristo, porque con ello crean divisiones.
Por cosas así, es que existen tantas denominaciones religiosas, “cada una jalando para su saco”.
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