lunes, 8 de mayo de 2017

POR QUÈ EXISTE EL INFIERNO?

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¿Existe el infierno? Claro que existe, a pesar de que a nadie le guste esa verdad. De hecho, la idea de que aquellas personas que queremos pasen una eternidad en el infierno es desgarradora.
Hay denominaciones religiosas que distorsionan esta realidad y enseñan que el infierno es simplemente el lugar de los muertos. Que cuando una persona muere es como si durmiera, que al final de los tiempos serán resucitados los que estarán con Cristo, y los demás será eliminados o vueltos a dormir para siempre. Su doctrina se basa en que Dios es amor y no va a atormentar a nadie por una eternidad, pero eso no es una verdad absoluta, es una media verdad que se convierte en mentira.
La media verdad es que Dios es amor, la mentira se da cuando dicen que Dios no va a atormentar a nadie. La verdad absoluta es que si bien es cierto que Dios es amor, también es cierto que muchos irán al infierno para ser atormentados por toda la eternidad.

Lucas 12:4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. 12:5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.

Nuestro Señor Jesús  dijo que el infierno era una realidad. Que no le tuviéramos miedo a los que le dan muerte al cuerpo, sino que le tuviéramos miedo a Aquel que después de que hemos muerto, envíe nuestros espíritus al infierno. 

Mateo 25:41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

El infierno es una realidad, es algo que la Biblia enseña, y aunque no podemos comprender plenamente a Dios, debemos aceptar la realidad. Analicemos algunas razones por las cuales existe el infierno:

REFLEJA LA SANTIDAD DE DIOS

El infierno refleja la santidad de Dios. Los creyentes  hablan de ver alDios de amor”, como una experiencia maravillosa, pero la Biblia explica que la santidad de Dios es tan grande que si alguien pudiera verlo moriría. 
Moisés insistía en ver a Dios y Dios le dijo: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo 33:20).
Aun el pecado más insignificante en la presencia de Dios conduce a la aniquilación inmediata, la única manera de ver a  Dios y no morir es estar en santidad y esa santidad se obtiene únicamente estando en Cristo Jesús (1 Corintios 1:30).

Isaías 6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6:6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 6:7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

Cuando Isaías vio a Dios en su trono, se postró sobre su rostro, aterrorizado y seguro de que estaba a punto de morir, y hubiese muerto, pero un ángel tocó sus labios y lo limpió de toda culpa y de todo pecado para que no muriera y pudiera permanecer en su presencia.
Isaías creyó que era un ángel el que lo había limpiado, pero no era un ángel, era el mismísimo Hijo de Dios el que lo limpió porque la palabra de Dios enseña que es Jesús el que nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7).
El día de mañana, no podrás estar ante la presencia de Dios, al menos que hayas sido limpiado por la sangre de Jesús, y si no has sido limpiado por esa preciosa sangre, serás enviado al fuego del infierno.
La verdad es que el infierno nos habla de la magnitud de la santidad de Dios, el infierno es lo que es porque la santidad de Dios es lo que es.
El infierno no es ni un solo grado más caliente de lo que nuestros pecados demandan que sea, cada llama del infierno está allí por culpa de nuestros pecados.
La rectitud y justa santidad de Dios debe dejarnos boquiabiertos, debe hacernos temblar ante su grandeza y majestad y debe hacernos sentir merecedores del infierno.
Si bien es cierto que Dios es amor, también es fuego consumidor (Hebreos 12:29) para aquellos que rechazan su amor y su perdón.
De tal manera que cuando algunas denominaciones religiosas minimizan el infierno y no le dan la importancia que tiene, también minimizan los medios que Dios puso a nuestra disposición para justificarnos.
Algunas  personas tratan de evitar la idea del infierno diciendo: Ese Dios consumidor era el Dios del Antiguo Testamento”, el Dios del Nuevo Testamento es la imagen de Jesús,  un Dios lleno de amor y compasión que no va a mandar a nadie al infierno por toda la eternidad.
Sin embargo, la biblia dice en Dios no hay mudanza, ni sombra de variación (Santiago 1:17), es decir, Dios  es el mismo hoy, ayer y por los siglos, en otras palabras, el Dios del nuevo testamento es el mismo Dios del viejo Testamento.
La diferencia está en Jesús, él es a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados (Romanos 3:25).
Dios sigue siendo fuego consumidor, si no te consume a ti ni a mí se debe al Señor Jesús. Si bien es cierto que el hijo de Dios se presentó manso y dispuesto a morir, lo hizo por nuestro perdón, pero el Jesús que vendrá por segunda vez no tendrá compasión para aquellos que lo rechazaron.
Y lo extraño es que cuando comienzas a leer los evangelios, te das cuenta que aquel Jesús manso y amoroso fue quien más habló del infierno. De hecho, si cuentas los versículos, te darás cuenta que Jesús habló más sobre el infierno que sobre el cielo.
Bertrand Russell, uno de los ateos más famosos de la historia, dijo en su libro¿Por qué no soy un Cristiano?” que la enseñanza de Jesús sobre el infierno es el defecto profundo en el carácter de Cristo”, razón que le era suficiente para no creer en él”.
Esto nos lleva a entender, que si queremos evitar la idea del infierno, no podemos hacerlo enfocándonos en Jesús, porque fue Jesús el que más insistió en el infierno.

REFLEJA EL AMOR DE DIOS

¿Por qué Jesús habló sobre el infierno más que otra persona en la Biblia? Porque Él quería hacernos ver que lo que iba a sufrir en la cruz era para evitar que fuéramos al infierno, y eso refleja el inmenso amor de Dios:

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Dios no envió a su hijo a condenarnos, lo envió a salvarnos de ir al infierno. En la cruz, el castigo de Jesús fue horrible: azotado, herido, desfigurado, ensangrentado, obligado a cargar una cruz, probablemente cubierta de la sangre, heces y orina de los otros hombres que habían sido crucificados previamente. Colgado allí en un inmenso dolor, y asfixiado lentamente hasta la muerte ¿Crees que eso fue bonito para Jesús?
La peor parte fue la separación del Padre que Jesús sintió, separación que era el mismo infierno. Dios mío, Dios mío”, clamó: “¿Por qué me has abandonado? (Mateo 27:46). Durante todo esto, Jesús estaba viviendo el infierno de nuestros pecados en Su cuerpo. 
Los escépticos piensan que el infierno es una gran mancha en el amor de Dios, sin embargo, la Biblia lo presenta como todo lo contrario; el infierno más bien magnifica el amor de Dios al mostrarnos lo lejos que fue Dios y todo lo que tuvo que pasar su unigénito hijo para salvarnos de ir al infierno.

INDICA QUE EL ESPÍRITU ES ETERNO

Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:26). Que sea a su imagen significa que Dios es reflejado en el hombre y que sea a su semejanza significa que el hombre tiene la misma naturaleza de Dios. Es decir, Dios es Espíritu (Juan 4:24) y por lo tanto los hombres también  somos espíritus.
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente (Génesis 2:7).
Ese aliento de vida es el espíritu del hombre porque la misma palabra de Dios dice en Juan 6:63  que el espíritu es el que da vida.

Eclesiastés 12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

El hombre es un espíritu que vive en un cuerpo y tiene un alma (voluntad, sentimientos, mente). Cuando el hombre muere, lo que muere es el cuerpo, el cual vuelve al polvo.
El espíritu sobrevive a la muerte del cuerpo  porque es eterno y viaja al lugar que Dios les tiene preparado, ya sea al paraíso o al infierno.
Como ya vimos,  Jesús dijo que no tuviéramos miedo de la muerte del cuerpo sino que tuviéramos miedo de que espíritu fuera enviado al infierno ¿Si ser enviados al infierno solo significa muerte y no tormento eterno, por qué tener miedo?

Romanos 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Dice el apóstol Pablo que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera. Esto es para los espíritus que viajarán al paraíso luego de su muerte.
Tampoco son comparables los disfrutes del pecado y el vivir sin Dios con el sufrimiento eterno que ha de manifestarse para los que viajen al infierno.
Hay un buen número de cosas que no vale la pena preocuparse si solo vamos a vivir 80 años, pero hay algo que debe preocuparnos seriamente si vamos a vivir eternamente y ese algo es el futuro de nuestro espíritu. Podría ser literalmente infernal una eternidad en el infierno. De hecho, el infierno  es el término técnico preciso y correcto para lo que eso sería.

DIOS NO ENVÍA A NADIE AL INFIERNO

El infierno es la culminación derechazar a Dios”, pero más que todo el “rechazar a su hijo”.

Romanos 3:23 dice que “todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios”, es decir, nos hemos ganado con justo merecimiento el castigo eterno en el infierno.
Pero gracias a Dios, que el versículo  siguiente dice: “siendo justificados gratuitamente por su gracia” (Romanos 3:24).
Por su gran amor, Dios envió a su hijo a salvarnos (Juan 3:16), no lo envió a condenarnos porque ya estamos condenados, lo envió a salvarnos, lo hizo pasar por un sufrimiento enorme e inmerecido para que la culpa de nuestros pecados cayera sobre él y su justicia cayera sobre nosotros.
Dios puede perdonar tus pecados, pero no va a perdonar que rechaces su gracia, que le digas no a aquel que dio su vida para evitar que fueras al infierno.
Tenemos dos opciones: creer en Jesús o no creer.  Dios te está ofreciendo una salida. Él te está diciendo: “no quiero que vayas al infierno a pagar por tus pecados, acepta por favor el perdón gratuito que da la sangre de Jesús”.
Si dices: Yo no quiero ese perdón”, estás queriendo por tu propia voluntad ir al infierno. Dios no te está enviando, tú te estás enviando.
Dios no te envía al infierno, tú te envías por tu propia voluntad, eres tú el que escoge ir al infierno, rechazando la gracia que te da la visa al cielo.

DIOS NO QUIERE QUE VAYAS AL INFIERNO

La gran verdad es que Dios no quiere que nadie vaya al infierno. En otro sentido, todos los caminos de Dios son verdad justos, él quiere justificarte en Cristo Jesús.
Podemos estar tentados a estallar en rabia contra Dios porque hay un infierno. ¿Qué, pues, diremos? ¿Hay injusticia en Dios? (Romanos 9:14). No, no hay ninguna injusticia en Dios.

Ezequiel 33:10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? 33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

Dios no quiere la muerte del impío, Dios no quiere que nadie vaya al infierno, lo que quiere es que el impío se vuelva de su camino para evitar el castigo del infierno.
Dios no te está pidiendo que te esfuerces a través de tu comportamiento para que evites ir al infierno, Dios no te está pidiendo que seas mejor persona, Dios no te está pidiendo que te sacrifiques de nada, lo  que te está pidiendo es que aceptes el sacrificio de Cristo en la cruz ¿Es mucho pedir?
Isaías nos recuerda que todos aquellos que están actualmente enojados contra Dios llegarán ante Él en el último día y serán avergonzados, no reivindicados (Isaías 45:24).
En aquel momento se darán cuenta de lo perfecto que son los caminos de Dios. Cada vez que Dios es comparado con un ser humano en la Escritura, Dios es el más piadoso de los dos.

Efesios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,  1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

Al leer las escrituras, nos sorprendemos de que desde la fundación del mundo Dios nos escogió para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
El deseo eterno de Dios es limpiarnos de todo pecado para que podamos disfrutar de su presencia y de su gloria. Dios no nos escogió desde la fundación del mundo para enviarnos al infierno, esa no ha sido nunca su voluntad.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

La voluntad de Dios es que todos crean en el nombre de Jesús y lleguen a ser sus hijos. Si no nos convertimos en sus hijos  y elegimos el infierno es por nuestra propia voluntad, no es por la voluntad de Dios, su voluntad es lo contrario.

DIOS QUIERE SACAR EL INFIERNO DE NOSOTROS

Por último, algunas personas ven como un problema la amenaza del infierno como una forma de obligar a la gente a creer en Cristo. Es como si Dios estuviese diciendo, Crees o sufrirás las consecuencias”. Y eso parece manipulación, pero es por nuestro bien.
Ahora, si las personas se convierten a Dios simplemente porque tienen miedo de ir al infierno al morir, sin entregarle su corazón al Señor, entonces odiarán estar en el cielo, porque solo los que aman y confían en Dios disfrutarán del cielo ¿No es cierto?
Cuando no tenemos a Dios en nuestro corazón, lo que tenemos es al infierno.
 Si no amas al Padre, entonces vivir en la casa del Padre es como un infierno, sería como que te obliguen a casarte con alguien con quien no quieres.
La única manera de que disfrutes del cielo es cuando aprendas a amar y confiar en Dios. Cuando entiendas el amor de Dios, no solamente querrás amarlo, sino servirle en agradecimiento.
Solo una experiencia del amor de Dios puede cambiar tu corazón para crear amor  y confianza en Dios. No es suficiente que Dios te saque del infierno; Él debe sacar el infierno de ti.
Espero que hayas comprendido estas grandes verdades, que te quede claro que Dios no hizo el infierno para ti. El infierno fue creado para el diablo y sus ángeles, pero el que rechace el amor de Dios terminará con ellos.
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre? (Hechos 22:16)







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