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Tu matrimonio no funciona bien, entonces te preguntas ¿Por qué? El dinero no te
rinde por más que trabajes, te preguntas ¿Por Qué? Tu hijo es un rebelde, está
metido en drogas, y te cuestionas ¿Por qué? Todas las enfermedades se te pegan
y te preguntas ¿Por qué? Los negocios que emprenden te salen mal y preguntas
¿Por qué? ¿Quieres saber la verdad? Abre tu Biblia, en el libro de Proverbios, allí encontrarás todas las respuestas y no
solamente las respuestas, también las soluciones a todo lo negativo que sucede
en tu vida.
Proverbios 3:1 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis
mandamientos;
Dios nos dice que no nos
olvidemos de su ley y que guardemos sus mandamientos en nuestro corazón ¿Por qué? Porque largura de días Y paz
te aumentarán (verso 2).
Pregúntale a Dios por
qué debes guardar sus mandamientos en tu corazón y él te dirá que de esa manera
vivirás muchos años más y en paz.
La inmensa mayoría de
personas no viven en paz y su vida se acorta, por una sencilla razón: se olvidan de la ley de Dios y no guardan sus mandamientos en su
corazón.
Cuando el pasaje habla
de guardar los mandamientos no se
refiere a cumplir los mandamientos
de la ley de Moisés porque cuando el
pasaje se escribió, Dios no le había dado la ley a Moisés. Por eso les pido que
no veamos los mandamientos de Dios como una amenaza sino más bien como una advertencia.
Lo que el pasaje dice es
que no nos olvidemos de los mandamientos
de Dios y los guardemos en nuestro corazón ¿Por qué? Porque si seguimos sus consejos, vamos a vivir más años y
esos años los vamos a vivir en paz, eso es lo que significa el árbol de la vida.
Dios no les dio una ley Adán y a Eva, solamente les dijo que no
comieran del fruto del árbol de la
ciencia del bien y del mal porque morirían. Ese fue su único mandamiento y
tal vez no era mandamiento, más bien era un consejo o advertencia.
Entonces apareció el diablo disfrazado de serpiente y les
aconsejó que comieran del fruto prohibido, que no morirían sino que más bien serían
iguales a Dios. Ellos comieron del fruto del árbol de la ciencia del bien y del
mal, siguiendo el consejo del diablo e ignorando el consejo de Dios y por esa
mala decisión el pecado entró en el
mundo, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
Dios no le hizo ningún
daño a Adán, fue Adán el que se ocasionó su propia muerte al no hacer caso al
consejo de Dios. Lo que Dios quería era que Adán no solamente viviera muchos
años sino que viviera eternamente. Eso habría sucedido si Adán hubiese comido
del árbol de la vida.
Dios nos ha estado
advirtiendo a través de su palabra lo que debemos y lo que no debemos hacer
para nuestro bien y beneficio. Como los creyentes no guardan los consejos de
Dios en su corazón, el Espíritu Santo no puede santificarlos porque es a través
de la palabra de Dios que el Espíritu Santo nos santifica (Juan
17:17).
Santificar significa apartarnos
para una vida de justicia, paz y
gozo en el Espíritu Santo (Romanos
14:17) mientras estemos en la tierra y gozar de la vida eterna cuando
dejemos esta vida.
Salmo 1:1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni
estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 1:2
Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de
noche.
Bienaventurado (dichoso)
el varón que no anduvo con los malos ni sentó con los escarneceros, sino que su
delicia está en la palabra de Dios, en la cual medita de día y de noche ¿Por qué? Por qué seremos como árboles plantados junto
a corrientes de aguas, que dan su fruto en su tiempo, Y su hojas no caen; Y
todo lo que hagamos, prosperará (verso
3).
No sucede así con los malos, que son
como el tamo que arrebata el viento. El tamo es el polvo o paja muy menuda que queda en las eras después de
trillar las semillas. Por tanto, los
malos no se levantarán en el juicio, es decir, no saldrán absueltos, ni los pecadores en la congregación de los
justos. Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos
perecerá (versos 4 a6) a su
tiempo.
Proverbios 3:3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a
tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón;
Sean misericordiosos y
manténgase siempre en la verdad, es decir vivan sin engaño y sin hipocresía, y
cuelguen esos consejos en sus cuellos como si fueran collares y escríbanlos en
sus corazones.
¿Por qué? Porque de esa
manera hallarán gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y ante los ojos de
los hombres (verso 4), lo
que significa que serán reconocidos en todo lo que hacen, entonces serán promovidos.
¿Quieres ser promovido? Sea misericordioso y manténgase en la verdad.
Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu
propia prudencia.
Es decir, no confíen en
sus propios pensamientos, mejor confíen en los consejos de Dios ¿Por qué? Porque si lo reconoces en todos tus
caminos, es decir, si sigues sus consejos, entonces él enderezará tus veredas (verso 6) y te llevará por el camino
correcto y de bendición.
Proverbios 3:7 No seas sabio en tu propia opinión, Teme a Jehová, y
apártate del mal;
No creas que lo sabes
todo, no creas que sabes distinguir lo bueno de lo malo, mejor teme a Jehová y
apártate del mal.
¿Por qué? Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para
tus huesos (verso 8).
Si quieres vivir en
sanidad no debes dejar de comer esto o aquello, lo que necesitas es dejar de
comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. En otras palabras, lo que
necesitas es dejar de ser sabio en tu propia opinión y atender el consejo
divino, apartándote del mal, porque lo que hagas en la carne, ya sea bueno o malo,
siempre te va a llevar al mal. Recuerda que el árbol del fruto prohibido no
solamente es el árbol de la ciencia del bien, tan bien lo es del mal.
Romanos 8:1 dice que no hay
ninguna condenación para los que no
andan conforme a la carne sino que andan conforme al Espíritu, es decir
para los que no andan conforme a su propia opinión sino guiados por el Espíritu
Santo, porque los que andan conforme a la carne, siempre terminarán condenados.
Por ejemplo, si alguien no te paga una deuda, no trates de cobrarte por
tu propia cuenta, deja que Dios se encargue, usted solamente confíe en él,
aplicando sus consejos. Entonces no
te enfermarás ¿Por qué? Porque la mayoría de las enfermedades del cuerpo ocurren
cuando el alma está enferma. Volvamos al ejemplo, si quieres cobrar la deuda
aunque sea a través de los
tribunales, no vas a tener paz en todo
el tiempo que dure el proceso, eso te enferma el alma y a la vez te estresa y
te enferma el cuerpo. ¿Por qué nos
enfermamos tanto? Porque no atendemos
los consejos de Dios.
Proverbios 3:9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos
tus frutos;
¿Por qué? Porque serán llenos tus graneros con abundancia, Y
tus lagares rebosarán de mosto (verso
10).
Recordemos que los
graneros se llenan de comida y los lagares se llenan de vino. El mosto es el
jugo de uva exprimido destinado a la elaboración de vino que se tomaba como
aperitivo en la época del escritor de proverbios.
Dirás que no tienes
graneros ni lagares, entonces cambia “tus
graneros” “y tus lagares” por “tu casa”
y lee de esta forma: “Honra a Jehová con tus bienes y con las
primicias de todo lo que produces y en tu casa habrá abundancia de comida y de
bebida”.
Observa que Dios dejó en
Su Palabra la fórmula para que haya abundancia, y para que alcancemos la provisión que Él
tiene para nosotros. Esa fórmula es a través de las primicias. Si todos diésemos las primicias no habría
necesidad en ningún hogar.
¿Qué son las primicias? Son las ofrendas.
No existe antes de la ley de Moisés ningún versículo en la Biblia que diga que
Dios ordenó a Adán y a Eva que le trajeran las primicias. Sin embargo ellos
entendían que así debía ser, devolverle a Dios de lo que Dios les daba en agradecimiento.
Éxodo 22:29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás
el primogénito de tus hijos.
La ley, lo que vino fue
a poner en letras lo que Dios le había revelado al hombre en su corazón. Las
personas debían traer al sacerdote las primicias de todos los frutos que sacaran
de la tierra, ponerlas en una canasta, y llevarlas al sacerdote para suplir sus
necesidades (Deuteronomio 26:1-3).
En cuanto a los
primogénitos, no era que tenían que entregárselos al sacerdote, sino que los consagraban para
Dios porque también hay un principio
espiritual detrás de todo esto. El
apóstol Pablo lo enseña en Romanos 11:16
cuando escribe: “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la
raíz es santa, también lo son las ramas.”
Las primicias santifican el resto. Tú y yo somos
santos ¿Por qué? Porque Jesús, la
primicia de los resucitados fue aceptado como ofrenda agradable ante el Padre.
A todo se aplica el
mismo principio, cuando das las primicias, éstas son santificadas y al ser
santificadas las primicias es santificado el resto. Digámoslo en otras palabras:
“Si lo que das de primicia es bendecido,
bendecido será lo que te queda”.
Hay un poder enorme en
las Primicias ¿Por qué? Porque Dios
se ha comprometido a bendecir con abundancia a los que consagran sus primicias
a Él.
¿De dónde sacamos las primicias hoy? De los salarios, de los
aguinaldos o bonos, de los ingresos de cualquier negocio, las ofrendas son nuestras primicias.
El diablo viene y nos roba lo que tenemos, de pronto el
dinero no nos rinde y nos preguntamos ¿Por
qué? Porque no estamos honrando a
Dios con las primicias.
2 Corintios 9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni
por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 9:8 Y poderoso es Dios para
hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
Dios ama al dador
alegre, a aquel que se desprende con alegría para dar para la causa del
evangelio. Dios hace que abunde en el dador alegre toda gracia para que tenga
siempre lo suficiente y pueda andar en toda buena obra ¿Por qué? Porque si las primicias son santas, el resto también es
santo.
¿Por qué tenemos
problemas económicos? Porque no
ofrendamos y cuando no ofrendamos Dios
no puede santificar el resto, no puede bendecirlo ni ponerlo aparte para
que el diablo no lo toque.
Proverbios 3:11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te
fatigues de su corrección;
¿Por qué? Porque
Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere (verso12).
Los que promovieron la
ley que prohíbe castigar a los hijos, no conocen la palabra de Dios, si la
conocieran sabrían que esa prohibición va a afectar a los niños, los cuales
llegarán a adultos sin saber lo que es la disciplina y la obediencia, y muchos
terminarán siendo delincuentes.
Hebreos 12:5 Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes
cuando eres reprendido por él;
¿Por qué? Porque
el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os
trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la
cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos (versos 6 a 8).
Si Dios no te disciplina
es porque no has sido recibido como su hijo y eres un bastardo. Pero, si eres
hijo, Dios te va a disciplinar para llevarte por el camino correcto.
Muchas personas pierden
el trabajo, se enferman o pasan por diferentes pruebas, entonces se preguntan ¿Por qué? Porque están siendo disciplinados.
Nunca menospreciemos la disciplina del
Señor porque de ella vamos a aprender la obediencia y ser
perfeccionados:
Hebreos 5:8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
5:9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos
los que le obedecen;
Dice la palabra de Dios
que Jesús aprendió la obediencia y fue perfeccionado por lo que padeció. De
igual manera, Dios quiere que aprendamos la obediencia y seamos perfeccionados
a través de la disciplina.
Proverbios 3:13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que
obtiene la inteligencia;
¿Por qué? Porque
su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro
fino. Más preciosa es que las piedras
preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; En
su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus
veredas paz (versos 14-16).
Vea usted el valor de la
sabiduría y de la inteligencia, con ella se obtiene algo más preciado que la
plata y el oro fino, se obtiene algo que no se puede comprar con el oro, ese
algo es larga vida, además se
obtienen riquezas, honra y paz.
¿Por qué tiene tanto
valor la sabiduría? ¿Significa que debemos estudiar mucho y adquirir mucho
conocimiento? No es nada de eso.
Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los
insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
La sabiduría no es tener
mucho conocimiento intelectual, la
sabiduría es el temor de Jehová ¿Y qué es el temor a Jehová? La sabiduría que nos viene de Dios.
Job 28:28 Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia.
El temor de Jehová es la
sabiduría que aprendemos de Dios. Guardar
los consejos de Dios en nuestro corazón, eso es sabiduría y es temor a
Jehová. Y la inteligencia es apartarse del mal, mal que aprendemos a
ver a través de esa sabiduría.
Salmo 111:10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen
entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
El que tiene sabiduría
es el que acepta los consejos de Dios. El sabio es el que practica la
obediencia a los mandatos de Dios. El sabio es aquel que cree en la palabra de Dios y la obedece.
¿Por qué nos enfermamos?
¿Por qué no progresamos económicamente? Solamente hay una respuesta, y esa
respuesta es que no atendemos los
consejos de Dios. Muchos de los cristianos somos creyentes incrédulos ¿Por
qué? Porque si creyéramos en la palabra de Dios, la obedeceríamos.
Proverbios 3:18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y
bienaventurados son los que la retienen.
La sabiduría es el árbol de vida para los que echan mano
de ella. Si tememos a Dios, muy sabiamente nos alimentados del árbol de la
vida, siguiendo los consejos de Dios.
Si no tememos a Dios, al
igual que Adán y Eva, somos unos necios
que nos alimentamos del árbol de la ciencia
del bien y del mal, guiándonos por nuestra propia opinión, o escuchando los
consejos que vienen del hombre y hasta del diablo.
Proverbios 3:35 Los sabios heredarán honra, Mas los necios llevarán
ignominia.
Los sabios, aquellos que
temen a Jehová y siguen sus consejos, heredarán la honra, más los necios, los
que no le temen ni le obedecen serán deshonrados
a su tiempo.
Proverbios 3:21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la
ley y el consejo, 3:22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello.
¿Por qué? Porque entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie
no tropezará. Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu
sueño será grato. No tendrás temor de
pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, Porque Jehová será tu confianza, Y él
preservará tu pie de quedar preso (versos
22-26).
Cuando meditamos en la
palabra de Dios y la obedecemos haciendo caso al consejo de Jehová, podremos
vivir confiadamente y sin nada que nos quite el sueño porque tenemos puesta la
confianza en Dios y él nos mantendrá de pie y sin ataduras.
Usted tiene que tener
mucho cuidado en que institución bancaria depositas tu dinero, no sea que
mañana, esa institución desparezca y te
quedes en la ruina.
De igual manera, tienes
que tener cuidado en donde depositas tu confianza. Si la depositas en Dios no
tienes que temer al nuevo orden mundial ni al anticristo
ni a nada que se avecina, porque tu confianza está puesta en el inmortal y en
el eterno.
Proverbios 3:27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando
tuvieres poder para hacerlo. 3:28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y
mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle.
¿Por qué? Porque eso es negar
la fe, eso es creer que Dios no te
devolverá lo que diste:
Proverbios 19:17 A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha
hecho, se lo volverá a pagar.
Dice la palabra de Dios
que darle al pobre es como prestarle a Dios y el bien que hagamos, el Señor nos
lo devolverá.
Santiago 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene
fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 2:15 Y si un hermano o una hermana
están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 2:16 y alguno
de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 2:17 Así también la
fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes
fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por
mis obras.
De qué aprovecha decir
que tenemos fe sino la activamos, dice Santiago. ¿Podrá esa fe salvarnos? Se
pregunta Santiago ¿Por qué? Porque
la verdadera fe actúa y si la fe no es
verdadera no nos salvaremos.
Una fe muerta es una fe que no obra, es una clase de fe que no
tiene confianza en Dios, es más bien una creencia que fe. Usted
puede creer en algo con su mente, pero eso no es fe, la fe verdadera es aquella
que está arraigada en el corazón, porque con
el corazón se cree para justicia (Romanos
10:10) y por lo tanto actúa y no deja que el que tiene hambre se vaya sin
comer.
Santiago va más allá y
dice que “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17) ¿Por qué? Porque el pecado no es solamente hacer cosas malas o
infringir la ley de Dios, es también el abstenerse de hacer el bien cuando se
puede, porque al abstenernos nos
convertimos en cómplices de los malos.
Proverbios 3:29 No intentes mal contra tu prójimo Que habita confiado junto
a ti. 3:30 No tengas pleito con nadie sin razón, Si no te han hecho agravio. 3:31
No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus caminos.
Nunca le hagas mal a
nadie ni lo lleves a pleito sin razón. Tampoco envidies al injusto ni escojas
sus caminos. Por ejemplo, nunca envidies a un narcotraficante ni trates de ser
como él ¿Por qué? Porque
Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos. La
maldición de Jehová está en la casa del impío, Pero bendecirá la morada de los
justos. Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará
gracia (versos 32 a 34).
Dios abomina al perverso
y maldice al impío, pero bendice al justo, aquel que se apoya en su palabra.
Dios humillará al que se enaltece y enaltecerá al que se humilla ¿Por qué? Porque solamente a los
humildes les dará su gracia.
Concluimos entonces, que
debemos seguir los consejos de Dios para que tengamos larga vida, para que no nos
enfermemos, para que nada nos falte
y para que podamos dormir en paz.
Pero sobre todo para que podamos gozar de la
vida eterna.
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