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“Jesus
se hizo pobre para que nosotros seamos ricos, no tienes que ser pobre, la
pobreza es una maldición”. Es
posible que hayas escuchado esa frase muchas veces ya que forma parte del “evangelio de la prosperidad”, tan en
auge en nuestros días.
Debido a esta enseñanza, muchos cristianos
han perdido la fe, sintiéndose indignos y desechados por Dios al no
enriquecerse. Los promotores de la misma, dicen que su fundamento se
encuentra en 2 Corintios 8:9 que dice
literalmente:
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro
Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”
Después de leer el versículo es posible que creamos
a estos “maestros” porque eso es lo que el versículo “parece decir”. Pero, mucho cuidado, este
es un clásico ejemplo de las falsas doctrinas que se toman de un versículo
aislado y fuera de contexto.
Salmo
119:160 La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu
justicia.
El salmo 119 nos dice claramente que “la verdad” es “la
suma” de la palabra de Dios. Lo que nos dice es que debemos sumar
varios versículos para llegar a la verdad y no tomar un versículo aislado como si
fuera la verdad, tal y como hacen los falsos maestros de la Biblia.
El evangelio de la prosperidad invita al
hombre a poner su mira en las cosas temporales
de la tierra y no en las cosas eternas del cielo. Es una terrible distorsión del evangelio de Jesucristo, es una atrocidad y un
atropello contra la verdad.
El evangelio de Cristo se resume en que Jesús
vino a morir para perdonar nuestros pecados y darnos la vida eternal.
El evangelio de Cristo es un mensaje de salvación, son las buenas nuevas de
que un día morirás pero tu espíritu se irá para el cielo porque Cristo murió
por tus pecados. Pero ¿Que hacen los maestros del evangelio de la prosperidad? Concentran
el mensaje de salvación en la prosperidad económica.
Mientras que el evangelio de Cristo enfatiza su mensaje en que aseguremos una vida espiritual y eterna después de la
muerte, el falso evangelio de la
prosperidad enfatiza su mensaje en asegurar una vida material y temporal antes
de la muerte, restando importancia a la vida después de la muerte.
Usted no escucha a los maestros del
evangelio de la prosperidad hablar casi nunca acerca de la salvación y cuando
lo hacen lo hacen, ese mensaje es una media verdad o una mentira disfrazada de verdad.
Usted no los escucha hablar de que tenemos
que vivir para Cristo, los escucha
decir que tenemos que vivir para nosotros mismos. Ellos solamente hablan de la vida aquí y ahora, como si no
hubiera vida después de la muerte. De hecho insisten en la doctrina del dominionismo, ellos te dicen “el reino de Dios es aquí y ahora, está entre
nosotros, Jesús lo dijo, disfrútalo”.
Si bien es cierto que Jesús dijo que el
Reino de Dios estaba entre nosotros (Lucas
17:21), se refería al reino de Dios en su concepto espiritual. El reino de Dios en su concepto material será
establecido hasta la segunda venida de Cristo.
Romanos
14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo
en el Espíritu Santo.
Este versículo apoya lo que venimos
diciendo, el reino de Dios hoy, no es comida ni bebida, es decir, no son cosas materiales, el reino de
Dios es justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo, son cosas netamente espirituales.
2
Corintios 8:9 no dice que Cristo se hizo pobre “materialmente”
para que nosotros seamos ricos, solamente dice que “se hizo pobre” y está
hablando de pobreza espiritual. Eso
lo podemos ver en el siguiente versículo:
Filipenses
2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 2:6
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; 2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Observe usted que el Señor Jesús era inmensamente rico en sentido espiritual,
él era Dios. Sin embargo, el no estimó el ser igual a Dios como algo a lo que
había que aferrarse, sino que renunció a su deidad y se hizo hombre,
humillándose hasta la muerte de la cruz para que nosotros adquiriéramos riqueza espiritual.
Efesios
1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
Aquí se nos dice que Dios, el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo. Note que está
hablando de cosas espirituales y de lugares celestiales.
Efesios no dice que Dios nos bendijo con
toda bendición material en los lugares terrenales, sino que nos
bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo
¿Que mayor bendición que convertirse en
hijos de Dios y adquirir la vida eterna? Eso no tiene precio, lo material es
basura. Mira lo que Jesús dijo:
Apocalipsis
3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o
caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré
de mi boca. 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo.
La iglesia de Laodicea a la cual Jesus
dirige este mensaje, era una iglesia donde posiblemente el evangelio de la
prosperidad se predicaba. Ellos tenían la mirada puesta en las cosas materiales.
Jesús les llama tibios porque mezclaban lo espiritual con lo material,
mezclaban la palabra de Dios con la palabra del hombre y Jesús les dice que los
va a vomitar. Ellos decían ser ricos en lo material, pero Jesús les dice que
son desventurados, miserables, ciegos y desnudos porque no
tenían ninguna riqueza espiritual.
Apocalipsis
3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para
que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
“Compren
oro refinado en fuego” les dice Jesús, para que sean ricos. Ese oro refinado hace referencia a Jesús y su palabra, el oro no se
mezcla, es puro como pura es la palabra de Dios.
“Adquieran
ese oro, unjan sus ojos con colirio para que vean”, termina diciendo Jesús,
para que entonces sí sean ricos y tengan vestiduras blancas para vestirse. Las vestiduras blancas tienen que ver con
la salvación y el colirio con la palabra de Dios que quita la ceguera espiritual.
Este mensaje de Jesús toma actualidad y se
puede aplicar perfectamente a los mercaderes del evangelio de la prosperidad.
Ellos se enriquecen materialmente con el engaño de su falso evangelio, pero en
sentido espiritual, ellos son más pobres
que un incrédulo.
Ahora, si leemos todo el capítulo 8 de 2 de Corintios nos daremos cuenta que Pablo está llamando a la
iglesia de Corinto a que ofrenden,
que se deshagan de lo que tienen para
ayudar a los más necesitados, así como Jesús se deshizo de su riqueza
espiritual para que ellos fuesen
bendecidos con toda bendición espiritual.
Todo el capítulo no apunta a que Cristo
murió para que los cristianos tengan más posesiones, lo que hace es poner de
ejemplo a Cristo, quien se humilló hasta lo sumo, hasta el punto de morir
desnudo, destrozado y consumido como un criminal maldito colgado de un madero,
para ofrecernos de manera gratuita, la
gran riqueza de ser llamados Hijos de
Dios y coherederos con Cristo. Lo repito, eso no tiene precio.
Mateo
6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan; 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni
la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 6:21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Jesús no dijo que hiciéramos tesoros en la
tierra, él no habló de un evangelio de la prosperidad, más bien habló de hacer tesoros en el cielo, enfatizó que
dirigiéramos nuestras baterias hacia las cosas espirituales. “Donde esté vuestro tesoro, allí estará su
corazón” dijo Jesús ¿Dónde está el corazón de los maestros del evangelio de
la prosperidad? Aquí en la tierra, sus corazones están corrompidos, solo
piensan en dinero.
Cuando Jesús habló de la parábola del sembrador dijo: “La que cayó (la palabra de Dios) entre los espinos, éstos son los que oyen,
pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la
vida, y no llevan fruto” (Lucas 8:14).
Vea usted que Jesús advirtió del peligro de
las riquezas, del afán por ellas y de los placeres de la vida, ya que en la
mayoría de los casos, hacen que la palabra de Dios sea escuchada en vano.
El problema no es el dinero, el problema es el amor al dinero, el cual es
la raíz de todos los males (1
Timoteo 6:10). Todo creyente que vea opacada su vida espiritual por las
cosas materiales es un espino de los que habla Jesús en su parábola.
Mateo
6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o
qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la
vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
El llamado que Cristo hizo a sus discípulos no
fue para que buscaran riquezas materiales. “No
se afanen por lo que van a comer o vestir”, les dijo ¿No es la vida más que
el alimento y el cuerpo más que el vestido? Más adelante agregó:
Mateo
6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos? 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 6:33 Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.
Jesús nunca predicó el evangelio de la
prosperidad, él llamó a que viviéramos sin afanarnos por las riquezas, él dijo
que buscáramos el reino reino de Dios y
su justicia y lo necesario para vivir
seria añadido por el Padre Celestial.
1
Timoteo 6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 6:7
porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 6:8 Así
que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 6:9 Porque los que
quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.
La palabra de Dios jamás enseña que debemos
enriquecernos, más bien enseña que estemos
conformes con sustento y abrigo porque los que quieren enriquecerse caen en
muchas tentaciones y pueden perderse.
Nada
nos podemos llevar cuando dejemos este mundo, lo
único que se nos tomará en cuenta son las riquezas espirituales, de ellas
depende nuestra vida después de la muerte.
Como vemos, el mensaje del evangelio es diametralmente opuesto al mensaje de
enriquecimiento terrenal que fomentan los maestros del falso evangelio de
la prosperidad.
Voy a decirlo claro y sin tapujos, el evangelio de la prosperidad es una doctrina de demonios porque rebaja el
significado del sacrificio de Cristo a las cosas materiales.
El evangelio de la prosperidad es una
terrible depreciación del gran valor del sacrificio de nuestro Salvador. Decir
que Cristo se hizo pobre para que seamos ricos, es decir que Cristo murió para
que tengas automovil nuevo, eso es cambiar
el propósito de la muerte de Cristo y es
darle un valor material a la invaluable sangre de Cristo.
Jesús vino ofreciendo verdaderas riquezas
espirituales, vino ofreciendo perdón por los pecados, él se hizo pecado para que nosotros fuéramos justificados (2 Corintios
5:21). Jesús dejó su Gloria para
que nosotros recibamos de las riquezas de su gloria (Efesios
1:18).
Son esas riquezas de su gloria las que nos
llenan de gozo inefable (1 Pedro 1:8) y nos fortalecen con Su poder
en nuestro ser. ¿Qué mayor riqueza puede haber mostrado Dios para con nosotros
en que siendo aún pecadores seamos ahora llamados Hijos de Dios? (1 Juan 3:1)
Entonces ¿No se vale ser rico? ¿Es malo ser rico? Claro que no, nada tiene de
malo ser rico, lo malo es enfocar nuestra vida hacia las cosas materiales,
dejando de lado las cosas espirituales ¿De
qué sirve que le dejes muchos millones a tus hijos, si cuando mueran se van
para el infierno? Mejor enséñales acerca de la salvación para que cuando
mueran se vayan para el cielo, aunque no les dejes un centavo, de por sí nada
se pueden llevar ¿No es cierto? Jesús no
nos dejó en su testamento ninguna
riqueza material, lo nos dejófueron muchas riquezas espirituales.
Santiago
2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo,
para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le
aman?
Dice el apóstol Santiago que Dios eligió a
los pobres de este mundo para que sean ricos
en la fe y herederos de su reino ¿Por qué? Porque por su pobreza material
necesitan tener fe y aferrarse a las promesas de Dios.
El
problema de la mayoría de los ricos es que ponen su
confianza en su cuenta bancari, se olvidan de su creador y terminan sin heredar
el reino de Dios.
Hebreos
11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de
Faraón, 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar
de los deleites temporales del pecado, 11:26 teniendo por mayores riquezas el
vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la
mirada en el galardón.
Sigamos el ejemplo de Moisés, uno de los
grandes héroes de la fe. El renuncio a ser hijo de la hija del Faraón,
renunció a las riquezas materiales para servirle al Señor, porque tenía
puesta la mirada en el galardón o premio que lo esperaba después de la muerte.
Romanos
8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Dice la escritura que las aflicciones
materiales del tiempo presente no son comparables con la Gloria venidera que
habrá de manifetarse en los hijos de Dios.
Las pruebas y la pobreza, aunque no nos
gusten, son oportunidades que se nos dan para crecer en la fe y glorificar a
nuestro Dios, quien tiene cuidado de
nosotros.
Lo cierto es que las riquezas materiales nos
pueden desviar del propósito de Dios para con nosotros. ¿Quién necesita riquezas para ser feliz?
Las riquezas no dan la felicidad, ésta llega a nosotros a través
de la justicia, la paz y el gozo en el
Espíritu Santo. Cuando tenemos esas tres cosas, podemos vivir contentos teniendo
sustento y abrigo.
3
Juan 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma.
Este versículo es la
introducción de la carta que el apóstol
Juan le escribe a Gayo un
discípulo a quien Juan amaba en Cristo y a quien le reconoce su crecimiento
espiritual.
Allí le dice: “deseo que seas prosperado en todas las cosas
y que tengas salud, así como ha prosperado tu alma". En otras
palabras: “deseo que prosperes en tus
necesidades materiales y en tus necesidades físicas, de la misma manera en que
has prosperado en tus necesidades espirituales”.
Desdichadamente este
versículo ha sido usado por los maestros de la “doctrina de la prosperidad” para enseñar mentiras disfrazadas de
verdad.
Ellos enseñan que la
voluntad de Dios es que “todos” los creyentes
sean “prósperos”, dando a entender que “ser prósperos” es “ser ricos”.
Uno de estos maestros es
el pastor Kenneth Copeland, quien se
fundamenta en el versículo en mención para afirmar que la “voluntad de Dios es la
prosperidad del creyente”. Entonces manipula el significado de
prosperidad para enseñar que “ningún creyente tiene que ser pobre”,
que “Dios debe darle al creyente todo lo que necesita”, y que “la
riqueza” es un “derecho divino” del creyente.
Benny
Hinn es otro de los padres de esa falsa enseñanza.
Ambos enseñan que los creyentes deben “pactar
con Dios”, para que Dios pague sus deudas y los llene de riquezas. Entonces
les dicen a los fieles que hagan un pacto con Dios dando una suma mensual para
que Dios los prospere. Esa suma, por supuesto va a los bolsillos de estos
señores, que se han vuelto millonarios. Y extrañamente, ni los fieles de
Copeland ni los fieles de Hinn se han enriquecido por esos falsos pactos.
Lo cierto es que nadie puede pactar conDios.
Si bien Dios es un Dios de Pactso, es él quien los propone ¿Quienes
somos nosotros para pactar con Dios? o mejor dicho ¿Cómo afirmar que podemos comprar a Dios?
Todo lo que Dios nos da es por gracia y la gracia es un regalo inmerecido de Dios, la
gracia no se compra ni se puede comprar ni negociar.
Los pastores de la doctrina de la
prosperidad le cambian el significado a la palabra “prosperidad”, para enseñar que debemos hacer tesoros en la tierra, desviando con ello al creyente de lo que debe ser su
verdadero propósito.
La persona cuyo propósito es hacer tesoros
en la tierra vive para sí mismo, pero la persona cuyo propósito es hacer
tesoros en el cielo vive para Cristo (2
Corintios 5:15), tal y como Dios lo manda.
En Jueces
18:5 leemos: “Pregunta pues ahora a
Dios, para que sepamos si ha de prosperar nuestro viaje que hacemos”.
¿Acaso prosperar aquí tiene que ver con hacerse rico? Claro que no,
evidentemente “prosperar” es lo
contrario de “tener dificultades ¿Por qué preguntarle a Dios? Porque si era
la voluntad de Dios que hicieran el viaje, Dios los iba a prosperar y no iban a
tener dificultades en el mismo.
Decir
“Dios te bendiga” es lo mismo
que decir “Dios te prospere”, y el deseo de prosperidad es el deseo de que las cosas vayan bien.
Que seas prosperado en tu viaje, lo que
significa es que te vaya bien en tu viaje. “Que
seas prosperado en todo, y que tengas salud”, es: “que
te vaya bien en todo lo que hagas y que no te enfermes”, ese era el deseo
de Juan para Gayo.
La mayoría de los hombres se esfuerzan por
acumular riquezas, poder y éxito para ser conocidos por los hombres ¿Y qué
pasará cuando mueran? Jesús les dirá: “nunca
os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).
Mejor ser conocidos por Jesús y desconocidos
por los hombres, que ser conocidos por los hombres y desconocidos por Jesús ¿No
les parece? Nosotros podemos hacer
tesoros en el cielo viviendo para Cristo y ser desconocidos por los
hombres, pero conocidos por Dios. O podemos hacer tesoros en la tierra viviendo
para nosotros mismos y ser conocidos por los hombres pero desconocidos por
Dios.
Dios
conoce a los suyos, y éstos son los que hacen su voluntad (Mateo 7:21), la cual se resume
en enseñar su verdad, para que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4) no en enseñar una media
verdad o la mentira de los hombres.
3
Juan 3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio
de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4 No tengo yo mayor gozo que este, el
oír que mis hijos andan en la verdad.
Gayo había prosperado espiritualmente como
ningún otro, su prosperidad se reflejaba porque andaba en la verdad. Su vida
era un testimonio de la verdad, Gayo caminaba con la verdad absoluta de Dios
que se encuentra en las Santas Escrituras sin dejarse desviar por las
corrientes engañosas.
No hay mayor gozo para un pastor, el saber
que sus hijos espirituales se mantienen en la verdad, que sus fundamentos son como un ancla y nadie
los puede mover de la verdad, eso es lo que Juan resalta de Gayo.
CONCLUSIÓN
FINAL
La suma de la palabra de Dios es la verdad,
y luego de sumar algunos versículos podemos afirmar categoricamente que Jesús no se hizo pobre (materialmente) para que seamos ricos. Lo que Él hizo
fue despojarse de su Gloria para que nosotros gocemos de ella cuando dejemos
esta vida.
El propósito del sacrificio de Cristo es
perdonar nuestros pecados para que podamos tener vida después de la muerte, no para
que podamos adquirir cosas materiales. Eso es pisotear la sangre de Cristo y rebajar el evangelio a las cosas
terrenales, quitándole totalmente su valor.
La palabra de Dios nos llama específicamente
a buscar la riqueza espiritual, no nos llama a buscar la riqueza material.
Pero eso no es una prohibición para que
seamos ricos. Si naciste rico, perfecto, usa bien tu riqueza y ayuda a los más
necesitados, no te olvides que hay vida después de la muerte y acrecenta tu fe
en el Señor.
Si no eres rico, no te afanes por serlo,
confórmate con sustento y abrigo y mantente firme en la esperanza de que en día
no muy lejano podrás disfrutar de las riquezas de la Gloria de Cristo.
Mal mal y mal.. defienda su postura y su denominación pero lea bien, el contexto. Pablo les hablaba a los Corintios sobre la caridad y el reparto de bienes materiales ,y en el contexto está hablando de riquezas materiales y no espirituales.
ResponderBorrarSi bien , no se debe poner la mirada en lo pasajero y sacarla de lo eterno, el texto es claro el se hizo pobre para que fuésemos enriquesidos, y en qué ? En lo material , que no nos haga falta de nada. como pasaba en la iglesia de Corinto, ese es el contexto correcto.
La interpretación que se hace del Profeta Isaías (53:4-5), en cuanto a las enfermedades, casi es admisible sin una sana exégesis, pero aceptar, que el Mesías se dejara colgar de un madero y sufriera tan grande martirio, para complacer las metálicas ansias humanas de la pompa y el poderío, es como digerir una libra de tachuelas. Él murió para redimir al hombre pecador y darle vida eterna (Jn 3.16).
ResponderBorrarLa pobreza dice El Señor, es producto de la pereza, de la negligencia, del actuar con locura, de la falta de entendimiento, de menospreciar el consejo, de la falta de juicio, del actuar impiamente, y aún es producto de las palabras que salen de nuestra boca y etc.. ¿creen ustedes que Dios está de acuerdo con que sus hijos sean perezosos? Dios quiere que seamos sabios e inteligentes, y amiga de la sabiduría y de la inteligencia es la riqueza; dice El Señor en su mano derecha tendrán largura de dias y en su izquierda riquezas y honra.
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