jueves, 17 de marzo de 2016

EFESO, LA IGLESIA SIN AMOR

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El libro de Apocalipsis revela con detalle acerca de los juicios de Dios que vendrán sobre la tierra.  También detalla que Jesús vendrá a rescatar a los suyos para evitarles ese castigo o sufrimiento. Pero no todos serán rescatados, no todos serán salvos y Jesús nos da siete razones a través de siete mensajes. El primero de ellos es el mensaje a la iglesia de Efeso.

Apocalipsis 2:1 Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2:2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentiroso.

EL Señor Jesús elogia a esta iglesia. Es una iglesia compuesta por obreros arduos y pacientes.  Es una iglesia que se fundamenta en la palabra de Dios y sabe que ya no hay apóstoles, que los que dicen serlo no lo son; que en realidad son  falsos maestros que se hacen llamar apóstoles para tergiversar el evangelio de Cristo.

Apocalipsis 2:6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

Además es una iglesia que aborrece las obras de los nicolaítas, aquellos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios (Judas 4), algo que Dios también aborrece. 

Apocalipsis 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

Todo parece perfecto  en la Iglesia de Efeso, pero a la vista de Cristo, esta iglesia tiene una falla en su corazón, han dejado el primer amor. Hacen muchas cosas en el nombre de Jesús, pero no aman a Jesús.

1 Corintios 13:2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

Sin amor nada somos y Dios no nos aprobará. ¿Qué es lo que hacen la mayoría de los creyentes? Se limitan a ir al culto una vez a la semana y se desentienden totalmente de los mandamientos de Dios. No me refiero a los diez mandamientos, me refiero a los mandamientos del amor:

1 Timoteo 2:3-4 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

Si amamos a Jesús, guardamos sus mandamientos, hacemos su voluntad, que es la misma voluntad del Padre, la cual consiste prioritariamente en llevar el conocimiento de la verdad a  nuestros semejantes para que sean salvos.

2 Corintios 5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Jesús dio su vida para que ya no vivamos para nosotros, sino que vivamos para Cristo. No obstante, el 99% de los creyentes siguen viviendo para sí mismos, no para Cristo. Si el amor de Cristo no los presiona es porque no son salvos. Si los presiona y no hacen nada es porque no aman a Cristo.

Apocalipsis 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Jesús habla claro y directo: “arrepiéntete, haz las primeras obras o serás eliminado”.  Arrepentirse significa cambiar de camino, íbamos hacia un lugar, pero nos arrepentimos y nos vamos a otro lugar. Hay creyentes que abren su boca para decir que aman a Dios, pero el amor a Dios no se refleja en nuestras palabras, sino  en nuestra obediencia a la fe.

Santiago 2:18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

Muéstrame tu fe a través de las obras” dice Santiago. En otras palabras demuestra con tu misericordia y tu dedicación a la obra del Señor que realmente eres salvo.

1 Corintios 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Todos los creyentes estamos obligados a sobreedificar para que la iglesia crezca. Algunos pocos edificaran con oro plata y piedras preciosas (con la verdad absoluta de Dios). Otros muchos lo harán con madera, heno y hojarasca (con la palabra del hombre), como hacen los religiosos. Y la gran mayoría no edificaran de manera alguna.
Lo cierto es, que la obra de cada uno será probada por fuego. Si la edificación fue correcta recibiremos recompensa; Dios nos dará coronas y seremos parte de la iglesia arrebatada. Si estamos muertos, seremos resucitados y si estamos vivos seremos transformados. Y nos reuniremos todos con el Señor en el aire (1 Tesalonicenses 4:16-17, 1 Corintios 15:52).
Pero, si no edificamos o  edificamos con madera, heno y hojarasca, no recibiremos recompensa, aunque no perderemos nuestra salvación, pero seremos pasados por fuego, en otras palabras, viviremos en carne propia los juicios de Dios sobre la tierra.

1 Juan 3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? 3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.

A Dios le demostramos que lo amamos de dos maneras: 1) llevando el evangelio a toda criatura (1 Timoteo 2:3-4, Marcos 16:15) y 2) ayudando a los más necesitados.
Hay personas que no evangelizan a nadie, pero lo peor es que ni siquiera ofrendan, evitando que las personas que realmente aman a Cristo,  puedan dedicarse de lleno a la  propagación del evangelio. De igual manera lo hace, el  que no ayuda a su semejante. En éste, su salvación no se ha completado, porque el amor de Dios no ha sido derramado en su corazón (Romanos 5:5).

1 Juan 5:12  El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida

El que tiene al hijo tiene la vida y tiene el amor del Padre y lo demuestra llevando el mensaje del evangelio, y ayudando a los más necesitados. El que no tiene al hijo, no tiene el amor del Padre y no lleva el mensaje del evangelio ni ayuda a nadie.
Cuando la iglesia de Efeso se inició, Pablo les alabó su amor por los hermanos (Efesios 1:15), pero cuarenta años después, a Juan, al único sobreviviente de los doce apóstoles le tocó presenciar que el amor de esta iglesia se había esfumado.
Dios quiso preservar a Juan hasta este tiempo, para que él contemplara esa decadencia amorosa. Pero no sólo para que la contemplara, sino por sobre todo para que el apóstol del amor, nos mostrara el camino de regreso.

¿CUAL ES EL PRIMER AMOR?

Podemos resumir que el primer amor es el amor que le debemos al Primero. Y ese amor el Señor lo especificó muy bien:

Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

El que tiene más tiempo para sus padres, para sus hijos, para el deporte, para el trabajo, para las cosas de este mundo, no ama a Jesús, ama más al mundo. Jesús le dice a la iglesia de Éfeso,  Yo soy el primer amor de la Iglesia, has dejado de amarme como lo primero, como tu prioridad  En la escala de amores,  Cristo ya no ocupa el primer lugar; es lo mismo que sucedió con Israel:

Jeremías 2:2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada… 2:5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?... 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

La iglesia de Efeso tenía el mismo problema que la nación de Israel. Dios les señala dos males: 1) dejaron a Cristo, fuente de agua viva y 2) cavaron para ellos, cisternas rotas que no retenían el agua.  Diariamente tomaban agua de otras fuentes, no el agua viva que Jesús proveía.

Romanos 8:6-6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;  y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

La mayoría de creyentes se ocupan de la carne y están cavando su propia tumba. Están encerrados en medio de sus actividades, aman más el trabajo, más el partido de futbol, más el dinero, más el Facebook, más a la familia que a Jesucristo. Y eso los tiene al filo de la navaja, porque no agradan a Dios, no andan en fe (Hebreos 11:6), no andan en el Espíritu, sino en la carne.

Romanos 8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;

Los cristianos salvos no le debemos nada a la carne ni al mundo, todo se lo debemos a Dios y es a él a quien debemos darle su lugar y su tiempo. ¿Qué harías por alguien que te salvara la vida? Pues Cristo te la salvó, el dio su vida por ti. ¿Qué haces a cambio?

ARREPIENTETE Y HAZ LAS PRIMERAS OBRAS

Apocalipsis 2:5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Arrepiéntete, cambia de rumbo y haz las primeras obras, dice Jesús. No las obras de la ley sino las obras del amor.

Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

 Somos salvos por gracia a través de la fe, no por obras de justicia, para que nadie se gloríe, pero la nueva criatura, la hechura de Dios ha sido preparada para andar en buenas obras.
Para los efesios, el mensaje de Jesús de arrepentirse y hacer las primeras obras, significó volver a algo que tuvieron y que habían perdido, pues cayeron.  Pero, para muchos de nosotros, este mensaje no es volver a algo que tuvimos porque es algo que nunca hemos tenido, es más bien la meta a la cual tenemos que llegar. 
Muchos de nosotros somos cristianos nominales, no de corazón y esto es muy peligroso. Somos  candeleros que tenemos la luz del Espíritu Santo. Pero el candelero podría ser quitado.

Marcos 4:21-25  También les dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará

Los candeleros no están para ser puestos debajo de la cama, sino para alumbrar a otros. Entre más luz hemos recibido, más luz debemos dar, de lo contrario, nosotros también nos quedaremos sin luz.

Mateo 21:43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

La advertencia es clara: El reino de Dios será quitado al que no produzca frutos. Cuando llevamos  la luz a otros damos fruto.  Hay personas que dicen que no saben predicar, entonces que pongan su casa, su vehículo y una parte de sus ingresos al servicio de la edificación de la iglesia.
La biblia dice que David era un varón conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14) y muchos se preguntan, ¿Qué es lo que diferencia a David de nosotros? La Biblia nos da la respuesta:

Hechos 13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

David era tan pecador como usted y como yo, pero hacía lo que Dios quería que hiciera. David tenía una fe obediente. Desdichadamente, la mayoría de los creyentes viven sumergidos en el mundo, tratando de hacer dinero para suplir sus necesidades y olvidan que el Señor dijo que buscaran el reino de Dios y su justicia y Él supliría todo lo que necesitan (Mateo 6:33). El requisito para que no nos falte nada, es buscar hacer la voluntad de Dios y vivir justificados por la fe (Romanos 1:17).

Juan 13:21-24 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.  A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.

El apóstol Juan era conocido como el discípulo “al cual Jesús amaba”. No es que Jesús no amará a los otros discípulos. Pero Juan se concentraba en Jesús, los demás tenían sus distracciones. Entonces, no es que el Señor haga diferencia, noes que ame a uno más que otro. La diferencia la hacemos nosotros. Si su disposición es como la de Juan, si su corazón es como el de Juan, usted va a experimentar el mismo amor de Jesús que experimentó Juan o que experimentó David.

Lucas  10:38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 10:39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 10:40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 10:41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 10:42 Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Este versículo nos enseña las prioridades. Marta estaba sumergida en las cosas de la carne, mientras que María en las del Espíritu. María había escogido la buena parte, la cual no le sería quitada. ¿Usted a quien se parece a Marta o a María? María podía decir, Cristo es mi primer amor, Marta no podía decir lo mismo.
Volviendo a Juan 13, se dice: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús”. Esto parece simplemente un detalle del relato, pero tiene mucho significado. Juan era el que estaba más cerca, el que estaba recostado al lado del Señor, y esto tiene importancia, porque enseguida dice: “A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba”. Pedro  no estaba a cien metros de distancia, estaba en la misma mesa con Jesús, sin embargo no le hace la pregunta a Jesús, sino que le dice a Juan que le haga la pregunta a Jesús. ¿Por qué? No tenía la suficiente  intimidad con Jesús como para preguntarle.

Juan 13:25 El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?

 Juan pudo oír los latidos de Jesús en su angustia de traición, los demás no.  La mayoría de nosotros no tenemos intimidad con Jesús por las distracciones de este mundo. Jesús era hermano de Jacobo (Gálatas 1:19) y sin embargo no es a Jacobo a quien le recomienda el cuido de su madre, sino a Juan:

Juan 19:25-27 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.  Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Jesús conocía el amor de Juan y sabía que él sí haría su voluntad, así que le encargó a su madre, que honor. Juan sabía lo que era ser amado por Jesús y  sabía lo que era amar a Jesús, por eso fue a Juan que Jesús le encargó a María. También fue el encomendado de llevar el mensaje a la iglesia de Éfeso, porque Juan sabía lo que era el primer amor. Si hacemos de Cristo nuestro todo, al igual que Juan y dejamos que él cautive nuestro corazón, nosotros también seremos sus discípulos amados.

Romanos 9:13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

La Biblia nos dice que Dios amó a Jacob y aborreció a Esaú. ¿Por qué? Porque Esaú despreció la primogenitura y la vendió por una comida (Génesis 25:33).  La primogenitura habla de Cristo. Para Esaú,  era más importante un plato de lentejas que la primogenitura. Por el contrario Jacob anhelaba la primogenitura, porque para él eran más importantes las cosas espirituales. 
Por favor, no le quitemos la prioridad a Cristo por nuestro trabajo, por un partido de futbol, por la fiesta, por la comida, para que no seamos aborrecidos por Dios. No es que no podamos divertirnos, claro que podemos, pero que esa no sea nuestra prioridad, sino Cristo.

Mateo 13:45-46 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Jesús dijo que el reino de los cielos era como un mercader que busca buenas perlas y encontrando una perla preciosa, se deshizo de todo lo que tenía para comprarla. Esa perla preciosa es Cristo y debe convertirse en lo más importante para nosotros. ¿Existe una perla más preciosa?
Lo repito, la mayoría de los cristianos se limita a asistir al culto una vez a la semana y creen que eso es suficiente. Además sus oraciones están cargadas de peticiones personales, no hay interés alguno por las cosas de Dios.

Proverbios 3:9-10 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.

Nuestros propósitos y deseos deben ocupar un segundo plano. Nuestra meta debe ser la meta de Dios. Tengamos claro que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación  Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. (2 Corintios 5:19-20)
Tienes una responsabilidad para con Dios. Si amas a Cristo, demuéstralo, haz tus primeras obras como embajador de los cielos. De lo contrario haces tuyas las palabras de Jesús: “Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8).




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