jueves, 17 de marzo de 2016

LA DOCTRINA DE LA PREDESTINACIÓN

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La Biblia dice que Dios amó a Jacob pero aborreció a Esaú desde que estaban en el vientre de su madre. Por tal razón, los teólogos han dado a luz una doctrina que enseña que Dios ha predestinado el destino de los seres humanos, que a unos los predestinó para salvarlos y a otros los predestino para condenarlos. Como quien dice “el que nació para maceta no pasa del corredor”. ¿Qué tan cierta es esta doctrina?

Romanos 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

El anterior pasaje es uno de más usados por los “maestros” de la doctrina de la predestinación. Basados en este pasaje, afirman que únicamente a los que Dios predestinó para ser llamados, serán justificados para ser sus hijos, los demás se irán al infierno.
A simple vista pareciera que estos maestros tienen razón, pero este pasaje es solo un pasaje de la Biblia, no es la biblia completa. No podemos darle vida a una doctrina fundamentados en un solo pasaje. La Biblia es como un rompecabezas, debemos tener el rompe cabezas armado para poder ver y entender todo el panorama. Por algo la Biblia dice que la suma de la palabra de Dios es la verdad (Salmo 119:160). Entonces sumaremos versículos para llegar a la verdad.

PREDESTINACIÓN

Según el diccionario de la real academia española, predestinación es: a) la concepción filosófica y religiosa, según la cual la vida presente y futura del ser humano está determinada o trazada previamente por fuerzas superiores. b) Se dice de la escogencia previa por parte de Dios, de las personas que lograrán la salvación o la condenación por toda la eternidad.
Esta definición es un concepto totalmente humano, incondicional y niega la libre voluntad del ser humano. ¿Por qué decimos que es humano? Porque eso es lo que piensa el hombre, pero  los pensamientos y los caminos del hombre no son los pensamientos ni los caminos de Dios (Isaías 55:8).  
El concepto de predestinación que utiliza la palabra de Dios no es el mismo que utiliza el hombre. En la biblia, la palabra “predestinación” es “lo que Dios quiere para el hombre”. Voy a repetirlo: “predestinación es lo que Dios quiere para el hombre”. Vayamos al Génesis para comprender mejor las cosas.

Génesis 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

Dios creó al hombre, lo cubrió de gloria y lo nombró “señor con toda autoridad sobre la creación. Ese era el destino  eterno que Dios quería para el hombre, pero no lo iba a obligar, entonces le dio dos opciones a través de dos árboles especiales que plantó en el huerto del Edén (Génesis 2:16-17). Y para que no hubiera sorpresas, le advirtió al hombre que si comía de uno de ellos moriría.
Si el hombre comía del árbol  de  la  vida, obtendría  la  vida  eterna. Eso sí, esto  implicaba que  estaba dispuesto a depender de Dios y a obedecerlo de manera voluntaria.
Por su parte, si comía del árbol de la ciencia del bien y del mal  obtendría independencia total de Dios, pero también obtendría la muerte. El hombre  escogió su destino.
Primero fue apartado de Dios, ¿Es lo que el hombre quería, independencia no? Después vino la muerte del cuerpo. Y por último la condenación eterna por rechazar a Dios.
El hombre se entregó en las manos de Satanás transfiriéndole el poder y la autoridad que sobre la creación Dios le había dado (Lucas 4:6),  y convirtiéndose en un súbdito del enemigo de Dios. El hombre pasó de dominador a dominado, y de cabeza a cola. Dios había predestinado al hombre para que tuviera vida eterna, pero el hombre cambió su destino.

Romanos 9:10 Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre 9:11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 9:12 se le dijo: El mayor servirá al menor. 9:13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

Este otro pasaje es el otro que sirve de argumento a los maestros de la doctrina de la predestinación, para confirmar su teoría. Allí dice literalmente que Dios amó a Jacob y aborreció a Esaú desde que estaban en el vientre de su madre y eso es predestinación, según el pensamiento del hombre..

1 Timoteo 2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

Sin embargo, la Biblia dice, que  Dios quiere que todos los hombres sean salvos” y eso nos incluye a “todos”, te incluye a ti y me incluye a mí. Este versículo contradice totalmente la doctrina de la predestinación (según el concepto del hombre) y confirma la predestinación  divina. Dios quiere que todos los hombres sean salvos, ese es el destino que Dios quiere para todos,  eso es predestinación divina.
El hombre falló, el hombre rechazó a Dios. Pero Dios, en su infinita misericordia, mandó a su hijo unigénito a morir, para que lo que él tiene predestinado para el hombre se cumpla:

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 1:13 los cuales   no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

¿Cuál es la voluntad de Dios? Que todos los hombres sean sus hijos. Todos los que creen en su nombre, adquieren el derecho de convertirse en sus hijos. Cuando dice “todos” se refiere a toda la humanidad. Pero no todos creen, no todos escogen ese destino.

Mateo 22:14 porque muchos son los llamados y pocos escogidos.

¿Por qué dice que muchos son los llamados y no todos? Porque Dios no llama a aquéllos que se consideran justos,  a aquellos que creen que no necesitan el perdón divino.


Juan 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Si decimos que no tenemos pecado, no somos llamados, pero si “confesamos” que somos pecadores entonces somos llamados al perdón. Aquí la palabra “confesamos” significa que “aceptamos” que somos pecadores. Es la misma palabra usada en Romanos 10:9 cuando dice “si confesamos que Jesús es el Señor”. Dios llama a los que aceptan (confiesan) que son pecadores para justificarlos. Y no todos los pecadores son escogidos porque muchos ignoran el llamado. Eso es como que te llamen a formar parte de una selección de futbol y no acudas a la convocatoria.

Efesios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 1:5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por  medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,

Efesios dice que Dios nos escogió en él (en Cristo) antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha y nos predestinó para ser sus hijos.
Los maestros de la predestinación insisten en que Dios escoge a algunos y desecha a  otros a través de la elección incondicional, pero eso es totalmente falso. Dios escogió absolutamente a todos los pecadores en Jesús.

Génesis 25:22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 25:23 y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor.

Con base en este otro pasaje, los maestros de la predestinación sostienen que Dios predestinó a Esaú y a Jacob para hacer de cada uno de ellos un pueblo. Y predestino a Esaú que era el mayor para que sirviera a Jacob que era el menor. Esos dos pueblos son Israel y el resto de las naciones árabes. Pero Dios no lo predestinó así, cada uno de ellos escogió su destino.

Romanos 9:10 Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre 9:11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 9:12 se le dijo: El mayor servirá al menor. 9:13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.

Dice la escritura que Jacob y Esaú no habían nacido y sin embargo ya Dios amaba a uno y aborrecía a otro. Esto parece darle la razón a la doctrina de la predestinación. Sin embargo, no es lo que parece.

Hebreos 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; 12:16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. 12:17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

Aquí está la razón por la cual Dios aborreció a Esaú. A Esaú no le interesaba ningún Mesías. Para él era más importante una comida, que las cosas de Dios y le vendió la primogenitura a Jacob por un plato de lentejas. Él se creía justo, no creía en la necesidad de un Dios y escogió su destino. Y Dios que ve el futuro, sabía que eso pasaría.
Jacob era mentiroso, tramposo y engañador, mucho más pecador que Esaú. Pero, Jacob siempre reconoció lo que él  era y su necesidad de un Mesías perdonador. Por eso Dios amó a Jacob, quien también eligió su destino.
Cada uno de ellos escogió su propio destino. La condición fue creer en Dios, uno creyó y el otro no.
Así sucede actualmente. Dios nos eligió a Todos. A Todos nos dio la potestad de convertirnos en sus hijos. Eso sí, nos puso una doble condición.

Marcos 16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

A Dios no le importa que seamos engañadores o mentirosos como Jacob. Lo único que nos pide que creamos como lo hizo Jacob y nos bauticemos. El que creyere y se bautizare será salvo, el que no creyere está condenado. No depende de Dios sino de nosotros.
¿Acaso el ladrón que Jesús perdonó en la cruz se bautizó? Ni Jacob ni el ladrón en la cruz necesitaban bautizarse. Lo que ellos necesitaban era estar circuncidados:

Génesis 17:11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 17:12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por  vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

Así que el ladrón, al igual que Jacob, eran judíos y debieron estar circuncidados. Al creer fueron salvos. Si queremos ser salvos, al igual que el ladrón debemos circuncidarnos a través del bautismo.

Colosenses 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

El bautismo es una circuncisión espiritual mediante la cual nos despojamos de la naturaleza pecaminosa. Eso es lo que significa el bautismo: un despojo de la carne.

Podemos resumir entonces, que existe la predestinación divina, pero no la predestinación teológica o humana. Ambas son totalmente diferentes.


¿POR QUÉ SE BAUTIZÓ JESÚS?
        
Algunos se preguntan, ¿Sí Jesús era judío y estaba circuncidado, no necesitaba bautizarse, entonces por qué lo hizo?

Mateo 3:1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3:3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.

Juan el Bautista fue un descendiente del sumo sacerdote Aarón y el último sumo sacerdote levítico. En Lucas capítulo 1 al 14 se nos dice que Juan el Bautista era hijo de un sumo sacerdote llamado Zacarías,, por lo tanto era del linaje levítico y sacerdote por sangre. ¿Por qué predicó en el desierto y no en los templos?

Mateo 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: 15:8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Lo que sucedía en la época de Jesús, es lo mismo que sucede actualmente. En los templos se enseñaban doctrinas y mandamientos de hombres y no la verdad absoluta de Dios. Además los sacerdotes de la época rechazarían a Jesús y no iban a permitir que Juan Bautista testimoniara de él como el Mesías esperado.  Entonces, Juan el Bautista no podía quedarse con ellos, tuvo que independizarse. Se alejó de la religión y se fue al desierto. Allí podía enseñar la verdad y no las tradiciones de los hombres.

Juan 1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 1:7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Lo cierto del caso, es que una voz en el desierto comenzó a enseñar que en el bautismo estaba el perdón en clara referencia al bautismo de Jesús. Las personas se bautizaban para llevar sus pecados al agua, para el Mesías prometido tomara esos pecados y los llevara a la cruz.
Si leemos Levítico 4:22 al 31, podemos ver que de acuerdo con la ley, cuando una persona pecaba traía un becerro o una cabra sin defecto, para que fuera degollada y pagara por su pecado. Un animalito inocente pagaba con su sangre por los pecados de la gente. Pero, antes  de  sacrificar  al  animal,  el  sacerdote  le  ponía  sus  manos  sobre la cabeza. Lo que esto simbolizaba era que le traspasaba al animal los pecados de la persona. Eso fue lo que sucedió con Jesús.

Mateo 3:13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 3:14 Mas Juan se le  oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 3:15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia.

Juan el bautista no quería bautizar a Jesús porque sabía que Jesús no tenía pecados. Pero Jesús le dijo que lo bautizara para que se cumpliera toda justicia.  Cuando Juan el bautista puso las manos sobre Jesús, le transfirió todos los pecados de la humanidad.

Juan 1:29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y  dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Jesús era el Cordero que sería sacrificado por todos los pecados de la humanidad. En el Jordán Jesús tomó nuestros pecados y los cargó para llevarlos a la cruz para así salvarnos de la condenación eterna.

2  Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Jesús no tenía ningún pecado, pero al bautizarse se hizo pecado al cargar con todos los pecados de la humanidad. Esa es la razón por la cual le dijo a Juan el  bautista que lo bautizara. En el bautismo de Jesús, seríamos justificados todos y así se cumpliría toda justicia.

Colosenses 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.

El acta que contenía todos nuestros pecados fue clavada en la cruz por nuestro Señor Jesús. Jesús hizo el pago de nuestros pecados con su sangre preciosa. Ese es el evangelio.
¿Entonces por qué debemos bautizarnos? Porque en el bautismo se hace efectivo el perdón que Jesús efectuó en la cruz.

Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Al bautizarnos, el perdón de Jesús otorgado en la cruz se hace efectivo en nosotros. Las personas que Juan el Bautista bautizó, llevaron los pecados al agua para que posteriormente Jesús los perdonara. Nosotros llevamos al agua los pecados que ya Jesús perdonó.

Dios nos predestinó para ser sus hijos. Pero no podíamos lograrlo sin Jesús. Entonces Jesús vino a morir por nosotros. Se bautizó y se llevó todos los pecados a la cruz, para que el destino que Dios tiene para nosotros se cumpla. Jesús hizo su parte y tú debes hacer la tuya: Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). Haz tu parte para que lo que Dios tiene predestinado para ti se cumpla. 

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