jueves, 17 de marzo de 2016

LAS VESTIDURAS BLANCAS

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Apocalipsis 19:6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! 19:7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 19:8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Este pasaje de la Biblia  nos presenta una escena grandiosa. Se escucha la voz de una gran multitud alabando a Dios porque la cena de las bodas del Cordero está por comenzar. Como en un cuento de hadas, el esposo (Cristo)  “raptó” a la novia (la iglesia) y se la llevó a su casa para celebrar la cena de bodas.

Apocalipsis 19:9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Desdichadamente no todos los creyentes son bienaventurados.

Mateo 22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. 22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; 22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyo a aquellos homicidas, y quemo su ciudad.

El Señor Jesús dijo que el reino de los cielos, era semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas a su hijo.  El Rey es el Padre celestial, el hijo es Cristo y los primeros invitados son el pueblo judío.
Sin embargo, los judíos no solamente rechazaron la invitación sino que  mataron a los siervos (1 Tesalonicenses 2:15).

Mateo 22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Como consecuencia del rechazo de Israel, Dios decidió invitar a los gentiles.

Romanos 9:24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no solo de los judíos, sino también de los gentiles 9:25 Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. 9:26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

La invitación se ha extendido para los gentiles, los que acepten la invitación, serán llamados hijos de Dios.

Mateo 22:11 Y entro el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas el enmudeció. 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

Pero a pesar de que todos están invitados, únicamente podrán estar presentes  en la cena de bodas los que lleven el vestido de boda para no ser echados fuera. Ese traje de boda es de lino fino y está confeccionado con  las acciones justas de los santos (Apocalipsis 19:8). ¿En qué consisten esas acciones? Lo veremos más adelante. Por el momento concentrémonos en la boda:

LA BODA Y SUS ETAPAS

En la época de Jesús, la costumbre respecto a las bodas constaba de tres etapas: La primera  etapa consistía en hacer un contrato de matrimonio que era firmado por los padres de los novios. Este era el periodo de los esponsales o de compromiso.
La segunda etapa ocurría un año después, cuando el novio en un desfile, acompañado por sus invitados, iba a la casa de la novia a media noche. La novia debía tener la lámpara encendida y unirse al desfile que terminaba en una cena en la casa del novio. Si no estaba preparada, eso se consideraba un desaire y la novia podía ser desechada. La tercera fase, era la boda misma.

LA PRIMERA FASE

Las mismas etapas se dan en la relación entre  Cristo y la iglesia. Cuando creemos y nos bautizamos (Marcos 16:16), nos comprometemos con Cristo.

LA SEGUNDA FASE

La segunda fase es la cena de las bodas del Cordero. Es un evento futuro y es el que se describe en Apocalipsis 19. Esta cena ocurrirá durante la gran tribulación, poco antes del milenio. Mientras en la tierra se sufre, los escogidos irán a la casa del novio en el cielo a celebrar la cena de las bodas del Cordero.


La tercera fase es la boda misma. También es un evento futuro, cuando la novia que es iglesia se complete. Esto sucederá después del gobierno milenario de Cristo.

El PERIODO ACTUAL

En estos momentos la novia, se encuentra en una fase de preparación y espera.

Mateo 25:1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. 25:2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 25:3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 25:4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 25:5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. 25:6 Y a la medianoche se oyó un clamor: Aquí viene el esposo; salid a recibirle! 25:7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. 25:8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id mas bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 25:10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 25:11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos! 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

Las diez  vírgenes, representan a todos los creyentes que se han comprometido con Cristo. El 50% serán prudentes y estarán preparados. El otro cincuenta por ciento lo componen las insensatos.

Mateo 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 24:42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Jesús vendrá por los “llamados, pero los que tengan la lámpara sin aceite, “no serán escogidos”. Uno será tomado, el otro será dejado. Hay una relación directa entre las lámparas y el vestido de boda. Únicamente el que tenga la lámpara encendida será vestido con el vestido de bodas. De eso hablaremos más adelante.


Éxodo 27:20-21 Y mandaras a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová, desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.

Dios ordenó a Moisés, que la lámpara del tabernáculo de reunión, ardiera constantemente como estatuto perpetuo. La lámpara no se debía apagar nunca, bajo ninguna circunstancia. Y entre las lámparas y el lugar santísimo había un velo. La lámpara debía estar encendida, para que cuando el velo se rompiera,  se pudiese ver claramente el camino al lugar santísimo (testimonio). El aceite que mantiene la lámpara encendida simboliza al Espíritu Santo y  su palabra.

Lucas 23:45 Y el sol se oscureció,  y el velo del templo se rasgó por la mitad.

Hebreos 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.

Lo que impedía la entrada al lugar Santísimo era el velo. Cuando Jesús murió, el velo, que simbolizaba su carne, se rompió, dándonos libre acceso al lugar Santísimo,  en donde se encuentra el Padre.

2 Corintios 3:14 Pero el entendimiento de ellos se emboto; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo esta puesto sobre el corazón de ellos.

El camino al lugar Santísimo está abierto; sin embargo los judíos y muchos que no son judíos, no pueden ver el camino hacia el lugar santísimo, porque tienen la lámpara sin aceite, lo que significa que tienen el entendimiento embotado, en otras palabras, tienen ojos pero no pueden ver.

2 Corintios 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden esta encubierto; 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

El evangelio esta encubierto entre los que se pierden porque el diablo les tiene cegado el entendimiento. El diablo los mantiene a oscuras. Para ello, hace uso de las religiones, las cuales enseñan un evangelio adulterado (Gálatas 1:7).
Aunque el velo del tabernáculo fue quitado, hay en ellos un velo que no les deja ver el camino hacia al lugar santísimo. Ese velo será quitado, cuando resplandezca en ellos la verdadera luz del evangelio.
Los creyentes salvos son los encargados de cargar las lámparas encendidas para alumbrar a muchos y que estos puedan ver el camino al lugar santísimo. Ellos cargan la lámpara y el Espíritu Santo, es el aceite que da la luz.
En 1 Samuel 4:2-11 se relata que los filisteos invadieron Israel. Cuatro mil hombres habían muerto; entonces los judíos recordaron que cuando llevaban el Arca a la batalla ganaban, así que la mandaron traer, pero siempre perdieron la batalla, porque la lámpara se había apagado.
En 1 Samuel 3:1 se dan las razones por las cuales la lámpara de Dios se apagó: 1) la palabra de Jehová escaseaba”,  2) No había visión y 3) menospreciaban las ofrendas (1 Samuel 2:17).
Desgraciadamente, esa es una realidad actual. En la mayoría de las iglesias hay escases de la palabra de Dios. Por eso hay personas que tienen años de ir a una iglesia cristiana y sin embargo siguen con el velo, no les ha resplandecido el evangelio de salvación. Han escuchado por años la palabra del hombre pero nunca la palabra de Dios.
Tampoco hay visión de parte de Dios, sino falsa profecía. Y nadie toma en serio las ofrendas. El enemigo esta ganado la batalla.

JESUS ES LA LUZ

Juan 8:12 Otra vez Jesus les hablo, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Jesus es el velo que se rompió para que se abriera el camino al lugar santísimo, y es también la luz que se encendió, para alumbrar ese camino. Desde entonces, los creyentes debemos mantener las lámparas encendidas hasta que él venga nuevamente. No podemos permitir que las lámparas se apaguen.

1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamo de las tinieblas a su luz admirable;

Hemos sido llamados, para que anunciemos a aquel que nos llamó, no para que estemos descansado en un sillón. Muchos dicen ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pero no se comportan como tales pues  mantienen la lámpara sin aceite.
Si queremos estar en la cena de las bodas, debemos andar con las lámparas encendidas, llevando el evangelio a toda criatura, como fue ordenado  (Marcos 16:15, 1 Timoteo 2:3-4).

Romanos 10:13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.  10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

Las personas necesitan invocar al Señor para ser salvos, pero ¿cómo lo harán sino les llevamos el mensaje de salvación? ¿Cómo se van a salvar si nuestras lámparas están apagadas y ellos no pueden ver el camino al lugar santísimo? La luz de una lámpara solo puede brillar mientras ésta permanezca encendida. El evangelio se detendrá cuando la lámpara se apague.


1 Corintios 3:9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como sobreedifica. 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 3:12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 3:13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarara, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probara. 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedifico, recibirá recompensa. 3:15 Si la obra de alguno se quemare, el sufrirá perdida, si bien el mismo será salvo, aunque así como por fuego.

La escritura dice que somos labranza de Dios, colaboradores de Dios y cada uno debe colaborar en la edificación de la iglesia, según el porcentaje de gracia que haya recibido. Hay tres tipos de creyentes: 1) los que sobreedifican con oro, plata y piedras preciosas, materiales que el fuego no consume y  que representan la verdad absoluta de la palabra de Dios. El que edifique de esta manera producirá fruto y verá su obra levantarse.
2) otros sobreedifican con materiales que se queman  como el heno, la hojarasca y la madera. Esos materiales son la palabra del hombre que sustituye la palabra de Dios. Las personas que escuchan la palabra del hombre no alcanzarán la salvación y la obra se quemará.
El que edifique correctamente estará  presente en la cena de las bodas del Cordero. El que edifique incorrectamente no estará presente en la cena de las bodas del Cordero.
3) Los que no sobreedifican es el grupo mayoritario. Estos son los que tienen la lámpara sin aceite, y tampoco  estarán en la cena de las bodas del Cordero.
Cristo vendrá por su novia (la iglesia) para llevarla a la cena de bodas (1 Tesalonicenses 4:16-17. La novia está compuesta por todos los que comprometidos con Cristo. Pero de éstos, solo irán a la cena de bodas los que tengan las lámparas encendidas.

Apocalipsis 3:3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti… 3:5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

Jesus dice que nos acordemos de lo que hemos recibido. Que si no velamos y tenemos las lámparas apagadas, no nos daremos cuenta de su venida.  Y agrega, que únicamente el que venciere, se ganara el derecho de ser vestido con las vestiduras blancas de las bodas. Si todos nos fuésemos en el arrebato, no estaría esta advertencia. Aquí vemos claramente la relación de la cual hablamos antes entre las lámparas y los trajes de boda. Se dice que únicamente el que tenga la lámpara encendida será vestido con vestiduras blancas. Incluso, Jesús amenaza con borrar del libro de la vida, los nombres de los que no tengan las lámparas encendidas. Lo que quiere decir que muchos no irán a la cena y que otros muchos tampoco irán a la boda. Esto es algo serio.


Decía Apocalipsis 19:8 que el vestido de lino fino que se usa en la cena de las bodas del Cordero simbolizan las acciones justas de los santos. Que sean acciones, nos hablan de actividad, nos hablan de hacer algo, no de permanecer inactivos.

2 Corintios 5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Dios nos encargó la palabra de reconciliación, somos embajadores en nombre de Cristo y debemos salir con las lámparas encendidas para alumbrar a muchos. Esas son las acciones justas de los santos.
Son “justas”, porque a través de ellas, las personas podrán ser “justificados de sus pecados” y alcanzar la salvación. Yo puedo hacer muchas obras de misericordia, pero con esas obras las personas no son justificadas. Pero si les llevo la palabra de Dios, sí lo serán. Esas son las verdaderas acciones justas de los santos.


La Biblia nos habla de dos vestiduras blancas.


Cuando creemos y nos bautizamos, somos revestidos de Cristo. Ese es un vestido de lana que simboliza nuestra salvación.
El vestido de lana indica que viene de Cristo. Jesús es la oveja que fue trasquilada para nuestra salvación (Isaías 53:7). Ese vestido simboliza la gracia. Es lo que Cristo hace por nosotros. Todos los creyentes bautizados han sido vestidos con el vestido de lana.
El otro vestido no es de lana sino de lino fino y simboliza el fruto del creyente. Es lo que el creyente hace por Cristo. Ese vestido no lo gana Cristo para ti, sino que tú tienes que ganarlo y tiene como accesorio una corona.

Salmo 45:13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido. 45:14 Con vestidos bordados será llevada al rey

En el salmo 45 se mencionan los dos vestidos. En el verso 13 se dice que la hija del Rey tiene un vestido con brocado de oro. El oro simboliza a Jesús. Todos los hijos de Dios llevamos puestos el vestido de lana con brocado de oro. El verso 14 nos habla de otro vestido, del que hay que ponerse para ser llevado ante el Rey. Este vestido es bordado punto a punto.
Cada persona que llevamos a Cristo es un punto de bordado en el vestido. No todos los creyentes bautizados se pondrán ese vestido sino únicamente los que participen en las acciones justas de los santos.

Efesios 2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie se gloríe. 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesus para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que anduviésemos en ellas.

Por gracia somos salvos, por medio de la fe, no por obras. Eso dicen los versos 8 y 9 de Efesios. Nadie será justificado por sus obras. El vestido de lana, con brocado de oro, es que recibimos por gracia, sin obras de justicia. Pero el verso 10 menciona otro tipo de obras, las cuales Dios preparo de antemano para que andemos en ellas. Estas son las acciones justas de los santos. Son las obras que hacemos como embajadores del reino de Dios. Es el vestido de lino fino.
Podemos concluir que todos los creyentes bautizados portamos el vestido de lana, que nos garantiza que no iremos al infierno.
Pero,  el vestido de lino fino, el que garantiza que serán arrebatados y participarán en la cena de las bodas del Cordero, lo portarán únicamente aquellos que han ido bordando con sus acciones justas.
Los demás, aunque salvos, serán pasados por fuego y se quedarán a la gran tribulación.

Unos, han velado y velarán hasta que el esposo venga. Mantendrán la lámpara encendida. Otros, dormirán, dejarán que la lámpara se quede sin aceite y no estarán preparados para la venida del Señor. Ese será el lloro y crujir de dientes....



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